La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

Trabajen y dejen tranquila la primavera

Cuando los políticos auguran una primavera con todas sus fiestas mayores solo se puede arquear la ceja y pedir respeto

La puesta del primer tubo de la Feria de 2022

La puesta del primer tubo de la Feria de 2022 / M. G. (Sevilla)

Hay que levantar una cejita de desconfianza como señal de alarma, recelo y gesto de defensa. Una cejita arqueada de duda fundada, no de apoyo y prietas las filas como hacían aquellos tipos afines al avieso Zapatero. Oigo hablar a los barandas municipales y autonómicos de que habrá fiestas mayores en 2022 y ya me empieza a escamar la cosa. No se enteran de que somos adultos, no necesitamos que nos hagan de heraldos con traje de Dustin. Somos ciudadanos mayores de edad, no perrillos que mueven el rabo dispuestos a recoger el hueso lanzado. No nos tienen que vender buenas nuevas, pintarnos un futuro prometedor, ni dibujarnos un horizonte de prosperidad.

Dejen todo eso para las felicitaciones laicas de algunos señores de la Junta de Andalucía, que mucho piar del presidente Sánchez y de su rechazo a escribir la palabra Navidad, pero algunos del Ejecutivo del Cambio han ido por la misma senda... La política de coaching obliga a ser positivos porque sí, porque toca, porque los dirigentes actúan como motivadores de una sociedad que necesita cada mañana mucho más que café para encontrar sentido a la existencia. ¡Al cuerno estos tíos!

Sabemos que en 2022 hay más opciones que en los dos años anteriores de que haya Semana Santa, Feria y romerías. Pero también somos conscientes de que esto no ha terminado y de que muy probablemente en marzo no haya concluido al cien por cien. ¿No es mejor plantear el futuro con mesura, raciocinio y eso que siempre se ha referido como la virtud de tener los pies en el suelo? Hay muchas ilusiones e intereses económicos en juego. Si no hay fiestas tampoco podremos culpar a ningún político, salvo caso de negligencia evidente. No empiecen a marear unos con que las cofradías tendrán que tirar por las calles anchas y otros con que los nazarenos van tapados y no serán una fuente fuente de riesgo. Mucho menos nos hablen de que la primavera está garantizada.

Seamos serios. Tengamos esperanza, como siempre, sin necesidad de ventear humo. Trabajen, preparen, organicen, ténganlo todo a punto y ya veremos cuando llegue la hora. Si algo hemos aprendido en dos años es que no es conveniente hacer planes a largo plazo. Un ejemplo de buena gestión ha sido el de la Delegación de Fiestas Mayores, que ha comenzado a montar la Feria con las casetas preparadas con sistema de ventilación, lo nunca visto hasta ahora, lo cual será de agradecer con y sin pandemia. Y lo ha hecho de forma natural, sin anuncios previos. Adaptémonos y confiemos, pero no agiten los sonajeros. Ni es necesario, ni recomendable. El buenismo cansa, sobre todo con la barrila de la pandemia.

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