A la Virgen de las Mercedes (I)

Cuando nació la Hermandad, la Virgen de las Mercedes ya estaba allí como inspiración, advocación e imagen

01 de octubre 2022 - 01:47

La Virgen de las Mercedes, siempre, primero. Fue la primera advocación escogida cuando se redactaban las reglas de la Hermandad y la primera imagen titular que llegó al barrio. Recordémoslo en este día de gozo mercedario. Cuando nació esta hermandad mía de Santa Genoveva, a la que no pertenezco por razón de barrio ni de sangre sino por tirón del Cautivo cuando creía que ya lo tenía todo visto y vivido en la Semana Santa, a muchos cofrades les pareció una locura que pretendiera ir desde el Tiro de Línea -y aquel Tiro de Línea de los años 50 que, estando a la misma distancia, estaba muchísimo más lejos que hoy- a la Catedral. No existían más cofradías de extramuros, excepción hecha de Triana, que las de los barrios históricos de San Bernardo, la Calzada y el regionalista Porvenir del 29. Si la Macarena, durante siglos la cofradía con la estación de penitencia (en su caso también de gloria) más larga de Sevilla, recorría cinco kilómetros y medio, Santa Genoveva se enfrentaba a un recorrido de ocho kilómetros y medio. Hubo su rechifla entre conocidos cofrades ante tanta pretensión por parte de tan modesta hermandad de tan humilde barrio. Algunos fueron a verla regresar con zumbona curiosidad tras su primera estación de penitencia. Cuando vieron la compostura del cortejo tras tan largo recorrido y la devoción con que el barrio la recibía se cuenta que uno dijo "esta cofradía hay que verla de rodillas".

Fueron los vecinos del barrio quienes lograron este milagro, encabezados por los hermanos fundadores guiados por un moderno espíritu de Santa Misión, como se expresa en el primer documento, redactado el 26 de septiembre de 1948 -siempre el septiembre mercedario como estrella y guía de esta Hermandad-, que da fe su intención: "erigir una cofradía de penitencia en la barriada del Tiro de Línea, análoga a las muchas existentes en esta ciudad, fomentando con ello nuestra santa religión católica, pues es uno de los medios indiscutibles de atraer al seno de la Iglesia a personas, en su mayoría a los hombres, que, siendo cristianos, por indiferencia, no frecuentan los sacramentos ni cumplen los deberes de católicos". Era el inicio del tira y afloja con la autoridad eclesiástica que, tras varias denegaciones, aprobó las reglas en octubre de 1956. Pero, como veremos mañana, la Virgen de la Mercedes ya estaba allí como inspiración, como advocación primera y como imagen bendita.

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