¡Oh, Fabio!

Luis Sánchez-Moliní

lmolini@grupojoly.com

La apoteosis de Juanma

Moreno quiere hacer de Andalucía una autonomía nacionalista sin pretensiones independentistas

Proclamación de Moreno como presidente de la Junta.

Proclamación de Moreno como presidente de la Junta. / Juan Carlos Muñoz

ENTRE los muchos consejos que da Marcial en su famoso poema para alcanzar la felicidad destacan especialmente los de “una equilibrada sencillez” y “pocas veces ropa de etiqueta” (bueno, también otros como “alegría en la cama, aunque sin vicios”, “un sueño que haga breve las tinieblas” o “la muerte, no temerla y no pedirla”, pero esos no vienen ahora a cuento). Recordamos las enseñanzas del poeta hispanorromano tras tener noticias del acto de encumbramiento de Juanma Moreno como presidente de la Junta de Andalucía, una mezcla de estética Disney con delirios de grandeza cantonal. A Juanma Moreno se le ha olvidado que para lo que lo eligieron los ciudadanos fue para dirigir un simple Gobierno autonómico, no para ocupar el trono del infelizmente desaparecido Imperio Austrohúngaro. En las monarquías parlamentarias esos excesos de oropel y sahumerios se deben reservar exclusivamente para las figuras de los monarcas. En estas cosas siempre es aconsejable acudir al Reino Unido, que no sólo es la democracia más vieja y orgullosa del mundo (aunque algunos la quieren convertir en un simple y mediocre apéndice de un mundo globalizado), sino también madre y maestra de ese exitoso mixtolobo que son las dinastías democráticas. Compare don Juanma las diferencias entre las liturgias, usos y costumbres de Downing Street con los de Buckingham Palace y saque sus propias conclusiones.

Uno de los primeros síntomas de que a José María Aznar le había sentado mal la mayoría absoluta fue el bodorrio de su hija en El Escorial, una excesiva ostentación de poder que hasta debió perturbar el eterno descanso de Felipe II . A partir de ahí todo empezó a torcerse. No es que queramos decir aquí que Juanma Moreno lleve el mismo camino, pero sí que a su acto de entronización (no se puede considerar de otra manera) le sobraron boato e invitados. Tal exceso simbólico no creemos que sea inocente. Más bien demuestra que Juanma Moreno quiere llevar a Andalucía por la senda gallega. Es decir, convertirla en una autonomía nacionalista sin pretensiones independentistas. Juanma no tuvo los 2.000 gaiteros de Fraga (bien que los merecía don Manuel), pero sí 600 palmeros que lo acompañaron en su apoteósis y una RTVA dispuesta a ser su mejor arma para seguir en el poder. La España plurinacional con la que sueñan Sánchez y Bendodo nos aburrirá continuamente (ya lo está haciendo) con estas pequeñas fantasías de los reyezuelos autonómicos que sólo pueden contentar al público de Juan y Medio.

Recordemos otro de los felices consejos de Marcial: “querer ser lo que se es, nada más”.

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