Aquilino y las peras del olmo

Aquilino Duque.
Aquilino Duque.

20 de septiembre 2025 - 03:00

EL homenaje a Aquilino Duque organizado este jueves por la Academia de Buenas Letras, la Fundación Herrera Oria y la Universidad Fernando III-CEU sirvió, sobre todo, para recordarnos una idea fundamental que ha sido sistemáticamente silenciada fuera de nuestra ciudad: el grandísimo poeta que, más allá de cualquier otra consideración, fue el autor sevillano. Tanto la atinada intervención de Jacobo Cortines, como la lectura de algunos de sus poemas protagonizada por Juan Lamillar y Lutgardo García dejaron una vibración especial en el salón de actos de la Academia, como de aleteo de arcángel. Pocas poéticas han sido tan decididamente andaluza, española y universal como la de un Aquilino que, por encima de reyertas ideológicas y prosas a la bayoneta, se sentía sobre todas las cosas un vate.

Pero el homenaje sirvió también para que los allí presentes nos conjurásemos para mantener la memoria de Aquilino, tantas veces ignorada por antólogos pasajeros (ay, Castellet) y críticos acríticos con la dictadura cultural de la España de ayer (que no era precisamente la franquista). El primero en lanzar el guante fue el mismo director de la Academia, Pablo Gutiérrez-Alviz, quien adelantó que la institución va a pedir al Ayuntamiento que se instituya un premio de novela anual con el nombre de Aquilino Duque. Es justo y necesario. Por su parte, el académico Rafael Sánchez Saus, ya en la despedida en el patio de la Casa de los Pinelo, insistía en un corrillo en la necesidad de editar la obra completa y crítica de Aquilino Duque.

Estamos ante dos proyectos totalmente realistas y viables, pero que necesitan del concurso de las administraciones públicas para que lleguen a buen fin. No hay que recordar ahora el sectario trato que, tristemente, tuvo la obra de Aquilino Duque en otros tiempos. No se trata de un empeño partidista, sino de poner en su sitio a uno de los grandes escritores que Sevilla ha dado en su historia. Sería imperdonable no aprovechar el momento. En el acto se leyeron aquellos famosos versos suyos: “Una vez se me ocurrió/ pedirle peras al olmo/ y el olmo peras me dio”. De eso es de lo que se trata, de que el olmo de la política cultural andaluza dé unas hermosas y jugosas peras. Aunque solo sea por una vez.

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