La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

Un buen presidente del Ateneo

El doctor Pérez Calero ha vivido su última cabalgata al frente de una institución que renovará los cargos a final de mes

Alberto Máximo Pérez Calero.

Alberto Máximo Pérez Calero. / M. G. (Sevilla)

Nos costará trabajo vivir un cinco de enero sin el trajín del doctor Pérez Calero. El presidente del Ateneo abandonará pronto el cargo. Ayer, cuando veíamos la trasera de la carroza de Baltasar, donde la entidad siempre coloca un mensaje de gratitud a la ciudad, en esta ocasión se añadía un aplauso “a todos los sanitarios de Sevilla”. Y eso tenía el sello de este médico de familia al que el maestro Peris puso con toda justicia el título de Jacinto Ilusión del siglo XXI. Pérez Calero es la marca del Ateneo. Lo ha conseguido con su ubicuidad y entusiasmo. Sin pretenderlo se ha producido una identificación plena entre la persona y la institución. Su presencia en la antesala de los altos despachos de la ciudad cuando el calendario anuncia abriles dejará de causar cierto temor, porque es sabido que si el presidente del Ateneo te pide cita en esas fechas es que te va a pegar el sablazo a cambio de ser rey mago o uno de los personajes principales del cortejo. Te ofrece el puesto, te engatusa, te convence porque tiene ese poder y entonces pronuncia con solemnidad de don Juan de Borbón: “¡Por el Ateneo, todo por el Ateneo!”. Y ya está trincado el empresario, el abogado o el medico de turno. Al final, uno de sus colaboradores suelta una coletilla de alivio: “Esto se lo puede usted desgravar, ¿eh?”.

Estoy ya echando de menos a don Alberto Máximo en el cargo, con ese estilo personal donde se combinan grandes dosis de paciencia, una sonrisa continua, una pizca de histrionismo natural y una falta absoluta de complejos para defender una enfoque humanista del ejercicio de la Medicina por encima de todo. No se da importancia alguna, reconoce y admira a los maestros de su oficio y ha superado algunas crisis muy intensas en la institución. En su etapa en la presidencia ha sufrido fortísimas marejadas. En alguna hubiéramos comprendido que se hubiera ido a casa con ese andar veloz que lo caracteriza. Ayer vivió su última cabalgata como presidente, el cortejo por el que se ha desvivido muchos años. ¡Tiene mérito buscar magos de la fantasía, grandes visires y estrellas de la ilusión cuando uno está en los palcos de la plaza o en la caseta de Feria! Pero siempre hay que ir con el lazo preparado...

Cuántas veces se le han rajado en mayo quienes se ofrecieron el 7 de enero. O cuántas veces los personajes no donaron la cantidad prometida (“Manolo, habrá que tirar de la póliza de la Caixa”, le decía en esos casos en voz baja a su inseparable Sainz). Y siempre se ha callado, ha abierto el cofre de las miserias de la ciudad y ha guardado dentro toda esa información. Echaremos de menos al presidente Pérez Calero en el Ateneo. Dios le conceda muchos Domingo de Ramos con salud junto a su Estrella.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »