La chapuza y el éxito de Tussam en Sevilla

La aldaba

Es un acierto recuperar el microbús que comunica el centro, aunque seguro que tendrá un elevado coste por viajero

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Morir en el centro de Sevilla

Un vehículo de la línea C-5 en la Alameda de Hércules.
Un vehículo de la línea C-5 en la Alameda de Hércules. / Juan Carlos Vázquez

05 de febrero 2025 - 04:00

En el mismo mes hemos conocido las dos caras en la reciente gestión de la empresa municipal de transportes. Por un lado la chapuza del sistema de cobro con tarjeta bancaria en todas las líneas, especialmente en el tranvía, que deja un coladero para pícaros que silencia el corifeo buenista (siempre es más cómodo residir en el pisito estrecho del nido minoritario y con pretensiones intelectuales que tiernamente se aplauden entre sus polluelos), y por otro, el indudable acierto de recuperar la línea C5 que comunica el interior del casco antiguo, nunca se olvide que de una extensión inusual en toda Europa. Sevilla es una ciudad encantadora en que las minorías se arropan en torno a desayunos con bollitos de leche, se aplauden por enfoques supuestamente literarios sobre asuntos que tienen tantos seguidores como viajeros de un taxi de gastada tapicería y se ovacionan entre ellos (siempre entre ellos) por citas literarias de libros que sólo han leído entre los componentes de esas... eternas minorías. Si alguien despunta se dice que es “comercial” para restarle mérito. Es hermoso, maravilloso y genuino. Y así debe seguir siendo. Todo el mundo tiene derecho a ser feliz, incluidas las minorías. Respecto al error de manual en el software de cobro de Tussam, el gobierno local mantiene un silencio revelador. Están como zorros. Tapados y sin decir esta boca es mía. Pepe Gotera y Otilio deben estar intentando arreglar el sistema estrenado el pasado verano.

La línea C5, basada en una flota de microbuses eléctricos de doce plazas con asiento, ocho de pie y un espacio reservado para viajeros con movilidad reducida, fue estrenada en el tiempos del alcalde Monteseirín (1999-2011). Fue la Tercera Edad la que rápidamente se hizo con esta línea, que no se olvide que es comodísima para disfrutar de hermosos paseos por el centro. Dejó de funcionar en 2019, precisamente después de aquel accidente en el que uno de sus vehículos se empotró contra un comercio del Duque con fachada hacia la Campana, en una de las esquinas más concurridas e incómodas del centro comercial. Todas las líneas de Tussam están subvencionadas, luego necesitan del apoyo de las arcas del Ayuntamiento para ser mantenidas. Pero el esfuerzo que se hace cada año para sostenerlas es muy distinto según el trayecto del que se trate. Tussam pagaba en 2009 una media de 10,23 euros por cada viajero del C-5. ¿Cuánto costará en 2025? Bien pagado estará. El éxito está en vertebrar el centro. No en apostar por líneas más que fracasadas hacia la Cartuja. Y arregle Oseluí el software de Tussam antes de que los piratas tomen el tranvía y otras líneas.

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