¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
Un nuevo héroe nacional (quizás a su pesar)
Como es sabido, las elecciones presidenciales chilenas del pasado domingo se han saldado con el mayor éxito de la derecha desde el restablecimiento de la democracia en el país. José Antonio Kast ha ganado por casi veinte puntos porcentuales a la comunista o ex comunista Jeannette Jara, pero lo importante no es ya eso, sino que el triunfo se haya producido en términos más o menos arrolladores en todas y cada una de las 16 regiones en que se divide Chile, incluyendo las de tradición más izquierdista.
La amplitud de la victoria interior de Kast contrasta con los resultados del sufragio de los chilenos del exterior, entre los cuales Jara ha obtenido más del 60% de los votos. Ese respaldo ha sido fundamentalmente europeo, pues en ningún país comunitario ha podido ganar Kast, con porcentajes para Jara, por ejemplo, del 84% en Francia y de más del 75% en Alemania, Austria o Irlanda. En España la cosa ha estado en un 62,38% para Jara y un 37,62% para Kast. ¿Cómo explicar este comportamiento tan diferente al de la metrópoli? Por supuesto, nada debe ya al exilio chileno tras el golpe de Pinochet y menos aún a una posible radicalidad izquierdista de las colonias chilenas que nadie es capaz de apreciar. La cuestión es más sorprendente si se tiene en cuenta que en todos los países americanos con experiencia bolivariana o afín, desde Bolivia a Nicaragua, pasando por Perú. Ecuador o Colombia, la victoria de Kast ha sido tan contundente o más que la de Jara en Europa. De los escarmentados nacen los avisados. Finalmente, en Estados Unidos los porcentajes han sido muy parecidos a los de España, pero invertidos.
La única explicación que me parece plausible es el efecto sobre el electorado chileno en Europa de la persistente campaña de los principales medios contra Kast y a favor de Jara. En España, hasta la COPE se ha posicionado descaradamente por la candidata “progresista” y en contra de un católico militante al que se ha presentado, sin más, como un ultra. En toda circunstancia y en toda Europa los medios de comunicación están actuando, en su conjunto, como el más fiel aliado y protector de una izquierda desarbolada política e ideológicamente. Viendo los resultados europeos de las elecciones chilenas podemos explicarnos cómo un personaje de la catadura de Sánchez puede aún tener el apoyo de casi un 30% del electorado español.
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