La ciudad y los días
Carlos Colón
Montero, Sánchez y el “vecino” Ábalos
El tipo es de esos con buen olfato, una fina capacidad de observación y un carácter adusto. A veces hasta agreste. Pero merece la pena oírlo de vez en cuando. Tiene cierta gracia malaje cuando se define a sí mismo como un tieso de Sevilla, una suerte de autolicencia para largar sin tapujos. Pide su trago largo de siempre:dos dedos de un escocés convencional “con una piedra”. Por fortuna no abusa del tabaco. “Haz un repaso por los gobiernos de la ciudad. Los alcaldes del PP no repiten, hasta ahora eso es cierto, y también comparten una circunstancia. Siempre llegan al cargo en momentos delicados. Soledad Becerril lidió con los años más duros de la depresión tras la Exposición, cuando ya era vergonzoso cómo nos maltrataban en los presupuestos públicos. Y creo sinceramente que fue un ejemplo de saber gobernar con criterio. Si era más o menos simpática me trae sin cuidado. Apagaba cada luz que veía encendida, no prometía nada en las visitas a los barrios y era justo lo contrario al populismo. A la primera se quedó fuera de la Alcaldía. Zoido llegó en plena crisis económica, tuvo que convivir con un Gobierno amigo que suprimía pagas extras, mantuvo congeladas las pensiones y promovió el austericidio. Su amigo Montoro sacó la ley que obligaba al ajuste económico de los ayuntamientos y que impuso la tasa de reposición cero. A la primera se quedó fuera de la Alcaldía. Mira, yo no soy de aquí como bien sabes, pero llevo soportando sevillanos muchos años. No he visto forma más cruel de quitar a alguien de un sitio al que cuatro años antes habían ovacionado con verdadero entusiasmo. Los sevillanos sois realmente pasionales, por decirlo finamente... Debe ser el barroco. Y ahora Sanz se enfrenta a este tiempo de excesos en el contexto de un presidente del Gobierno que ha normalizado muchas conductas y que, además, huele hace tiempo a un final de etapa que no llega. Resulta entrañable recordar hoy a aquella Soledad que prohibía los gastos en almuerzos o que procuraba no rotular más calles con cristos y vírgenes. ¿Y te acuerdas de su lamento por el excesivo número de bares en Sevilla?Anda que hoy un alcalde se atrevería a decir algo semejante...”.
Un pequeño sorbo, un amago de encender un pitillo y una rápida mirada de desconfianza para escrutar el entorno antes de continuar. “La economía va bien, tanto que da miedo que un día petemos y nos vayamos a otra crisis. Todo es raro. Hay paz social porque gobierna la izquierda, pero sufrimos el problema de la vivienda. Creo que este Ayuntamiento y algunos otros dependen en el fondo del sanchismo, recuerda lo que te digo. Sánchez es una especie de partner de conveniencia, como se decía en mi antiguo trabajo".
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