Cortijos, haciendas y lagares

15 de septiembre 2025 - 03:09

En momentos de fricciones políticas como los actuales, muchos andaluces pueden sentirse un tanto ajenos a los enfrentamientos exteriores. Pero siempre les cabe la posibilidad de mirar hacia atrás, hacia un pasado que alivie un presente poco estimulante. Y en este empeño, ya iniciado, en estas mismas páginas y orientado a rebuscar obras significativas, logradas gracias a un trabajo en equipo, y que tengan toda Andalucía como perspectiva, otro buen ejemplo se encuentra en los 10 volúmenes titulados Cortijos, haciendas y lagares. Una publicación iniciada en el año 2000, por la Consejería de Obras públicas y Transportes, y finalizada en 2019. Muchos años de gestación y esfuerzos, que, por ello mismo, merecían un mayor reconocimiento público. Porque quizás no exista más valiosa documentación gráfica para ver y comprender lo que ha sido el entramado secular de la vida productiva andaluza. Es un inventario ambicioso, estudiado de manera exhaustiva y a la vez tan bella, gracias a un testimonio fotográfico que el lector se sorprende al contemplarlo. Sería interesante saber en quién, o quiénes, recae la voluntad de tan laboriosa persistencia y pulcritud. Ahí están las edificaciones y espacios desde los que se organizaban las faenas rurales y se cultivaron durante siglos los campos andaluces. Es decir, esos cortijos, haciendas y lagares, con sus olivos, cereales y viñedos fueron los órganos que mantuvieron casi toda la producción agrícola de estas tierras. Ahora ya son imágenes estáticas, muchas de ellas ruinosas, y no figuran tampoco ni huellas de terratenientes, ni de braceros ni jornaleros, ni fiestas ni conflictos sociales, sin embargo, conjuntadas las aportaciones de estos impresionantes 10 tomos, no transmiten la apariencia de unas construcciones frías y muertas. Todo lo contrario. Arrastran su carga de nostalgia, con los cambios sufridos, pero pocos testimonios proporcionan tantas emociones. Unas imágenes que prueban cómo era aquella Andalucía, vertebrada a través de trochas y caminos, pero capaz de almacenar y transmitir vivencias y bellezas desde sus más lejanos rincones. Ahí está, editado, otro laborioso intento de recobrar el pasado de Andalucía: un homenaje al trabajo y a la producción, pero también a la belleza de unos edificios levantados, casi siempre, por manos anónimas.

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