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Sueños esféricos

Juan Antonio Solís

jasolis@diariodesevilla.es

La custodia de los linces

El ‘caso Negreira’ nos recuerda el primordial papel que siempre va a desempeñar la prensa

EL masivo escepticismo sobre una sanción de época alBarcelona va menguando a medida que se desgranan los días y los compañeros de la prensa arrojan luz sobre las componendas del gran club azulgrana, Enríquez Negreira y su hijo. Y si al principio el Real Madrid hizo como Homer Simpson, dar un discreto paso atrás y refugiarse en un seto, y el inefable Javier Tebas se apresuró a recordar la prescripción de la cosa, como temeroso de que una de sus dos turbinas del negocio gripara, el avance de las investigaciones recuerda ya a ese inmortal relato de Agatha Christie, Asesinato en el Orient Express: se están poniendo en fila quienes quieren ajustar cuentas con el Barça o, simplemente, no quieren señalarse por su indiferencia o tibieza ante un caso que incluso ha puesto las orejas tiesas a un organismo que, de entrada, suele ser reacio a sacar la lupa: la UEFA.

El serial se anima entrega a entrega, con un sólido guion de atractivos giros –el último, la publicación en El País de la declaración del propio Negreira a la Agencia Tributaria en 2021– que, lejos de decaer, va in crescendo. Y asistiendo al espectáculo con la misma cara que Michael Jackson en ese conocido meme, sentado en una butaca de un cine comiendo palomitas, me asalta un orgullo, quizás ingenuo y desde luego romántico, al ver el decisivo papel que la prensa sin oscuros intereses directos –léase la que no tiene al Barça como su Astro Rey– está desempeñando en este nauseabundo caso.

Hoy que cualquiera juega a periodista, que tan difuminada está la frontera entre el genuino profesional de la información y el impostor vendecolchas de las redes y que el intrusismo en los análisis ha convertido en plaga insufrible a ex deportistas que son ametralladoras de simplezas y lugares comunes, el caso Negreira nos ha venido a recordar que el primordial papel del buen periodismo en la defensa de las libertades y de la justicia debe ser respetado y custodiado. También entre mis colegas hay linces.

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