La ventana

Luis Carlos Peris

lcperis@diariodesevilla.es

El fútbol como paraíso para vándalos

Esta vez cambió el escenario y lo que suele quedar en José Luis de Casso y en Tajo tras los partidos se trasladó al Parque Guadaíra, que parecía como un campo de Agramante. Arrasadas por la suciedad, las praderas de ese jardín eran estercoleros llenos de plásticos, residuos y suciedad, mucha suciedad. Un muladar que hería la vista y los adentros con sólo imaginar qué deriva lleva una sociedad que parece haber dimitido de toda suerte de valores. La ciudadanía que vive en las cercanías de ambos estadios, tanto en Heliópolis como en Nervión y viceversa, no dejan de clamar ante esa barbarie, pero lo hacen en un desierto sin la respuesta que acabe con este tipo de cosas. Es una pena, pero el fútbol se ha convertido en un paraíso para esta delincuencia que tiene su origen en un mal endémico y tan insoportable como el de la mala educación. ¿Imposible acabar con todo esto?

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