ES curioso, pero me da la sensación de que el anuncio sobre la próxima apertura de una sede del Centro Pompidou en Málaga ha calado más en Sevilla que en la misma capital de la Costa del Sol. Nada más comparecer el alcalde, Francisco de la Torre, para dar la buena nueva, comenzaron a llegarme mensajes de los compañeros, amigos y familiares que tengo en Sevilla del tipo "hay que ver que siempre os lo lleváis todo" y "vaya envidia que nos dais". Sin embargo, en Málaga ha predominado desde entonces la prudencia, el ya veremos por dónde sale esto. Seguramente es que el carácter malagueño es más así, de no creérselo, de encogerse de hombros y de decir pobueno. Un servidor, que es malagueño y considera que Málaga tiene mucho que envidiar a Sevilla, especialmente en materia cultural (aunque la cultura sevillana que más envidio es la menos apegada a las instituciones públicas, como en todas partes), intentaba convencer a mis cómplices hispalenses de que el escepticismo se debe a que ya nos han venido con anuncios parecidos que han terminado en un bluff. Y ellos, a su vez, me hablaban de no sé qué despilfarro acometido por Zoido en el alumbrado navideño mientras Málaga ganaba un Pompidou. Y entonces tuve una idea.

Dado que De la Torre también sabe lucirse en los alumbrados navideños (este año nos han puesto en la calle Larios unas lámparas rococó que parecen sacadas de una novela de Proust), aprovecho esta esquinita para proponer una linda permuta democrática: un intercambio de alcaldes. De la Torre podría ejercer de alcalde de Sevilla durante, pongamos, seis meses, y Zoido hacer lo propio en Málaga durante otro tanto. Así sabríamos a qué atenernos, y seguro que sevillanos y malagueños nos comprendíamos mejor. Yo ya veo a De la Torre a sus anchas en la Feria de Abril, aunque Zoido tendría que participar en la travesía a nado en el Puerto. A lo mejor De la Torre recuperaba su proyecto del museo de las joyas para la Torre Pelli. Y, desde luego, Zoido no se negaría a presidir la salida del Cautivo el Lunes Santo al lado de Melanie Griffith.

Con esta medida, la articulación regional ganaría firmeza. Y seguro que el resto de alcaldes andaluces se apuntaban. Sospecho que José Antonio Nieto y Teófila Martínez arden en deseos de cambiarse los asientos. Con todo el jaleo, además, Rajoy ganaría tiempo para pensarse a quién arrojar a los leones de la candidatura. Quizá el corro de la patata le siente bien a este pasmado PP andaluz. Al menos, para quitarle el frío.