De leyendas y traiciones

Corría el año 139 ó 138 antes de Cristo (ya siento usar esta forma confesional y anticuada de denominar los hechos ocurridos antes o después de una determinada fecha, supongo que pronto se tomará una decisión en la ONU o en otro lugar igualmente progresista para remediar este anacronismo poco inclusivo atentatorio contra las creencias de agarenos, hebreos, zoroástricos, politeístas, animistas, devotos de la Pachamama, creyentes en cualquier otra cosa y, sobre todo, en nada). Audax, Minuro y Ditalco, posiblemente convencidos para ello por Quinto Servilio Cepión, asesinaron a Viriato mientras dormía. Luego, ya saben, fueron a reclamar su recompensa y lo que recibieron fue la despreciativa respuesta según la cual Roma no pagaba a traidores. Se non e vero…

Año 711 de nuestra era (adviértase la forma elegante de omitir la referencia cristocéntrica). Según la tradición, el supuesto conde don Julián, acaso por vengar el ultraje sufrido por su hija ante el rey visigodo don Rodrigo, facilitó el cruce del Estrecho de las tropas de Tariq ibn Ziyad, que luego dio nombre al Estrecho mismo y a la roca que maravillosamente se expande a costa de territorio español, roca a la que le crecen mares territoriales, aeropuertos y traficantes de productos varios. Probablemente la historia es muy distinta, pero eso cuenta la leyenda.

Año 1082. Relatan las crónicas castellanas que un noble, Vellido Dolfos, mató alevosamente al rey don Sancho, tras conseguir una reunión con él por medio de engaño y mientras el hijo de San (uy, perdón, don) Fernando sitiaba Zamora. Sin duda la visión leonesa es distinta y la historia oficial no recoge detalles. Pero así quedó para lo sucesivo en el romancero. Los traidores, ya se sabe, dan mucho juego literario.

Año 1578. Antonio Pérez, tras vender secretos de Estado durante una época con doña Ana de la Cerda, princesa de Éboli, y malmeter a Felipe II contra su hermano Juan de Austria (lean la breve biografía que de éste acaba de publicar Germán Alonso-Alegre) encarga el asesinato de Juan de Escobedo. Escapa a Aragón y desarrolla una campaña contra la Corona. Huye a Francia e intenta fomentar una invasión francesa. Pasa a Inglaterra y vende información que permitió el saqueo inglés de Cádiz en 1596. Estimula la leyenda negra contra España, que aún padecemos y hacemos crecer nosotros mismos más que los extranjeros.

Año 1808. Godoy es destituido, y por poco se libró de ser linchado, tras el motín de Aranjuez. Carlos IV abdica en Fernando VII, pero las tropas francesas ya habían cruzado a España tras un acuerdo con Godoy. Fernando, el rey felón, entrega Madrid (y sus padres) a Napoleón, que luego le premia obligándole a devolver el trono a Carlos para que éste lo ceda a José Bonaparte (que posiblemente no fuese un mal rey, aunque nos robara las joyas y el pueblo lo motejara Pepe Botella y anhelara el regreso de Fernando, el Deseado, cosas de los españoles, impredecibles, suicidas, autolesivos).

Año 2023. No sé si me siguen…