Ella llevaba un lazo amarillo

Santiago González ha lavado el innoble lazo amarillo que tantas mentiras representa recordándonos el de John Ford

05 de marzo 2018 - 02:30

Sólo un comentarista ha tenido el arte de hacer simpático el lazo amarillo que se ponen quienes creen que es abuso meter los golpistas en la cárcel y llaman presos políticos a los políticos presos por presuntos delitos más graves que los de corrupción que ya han puesto entre rejas a unos cuantos y tiene a otros en espera de juicio o de sentencia. La corrupción es un gravísimo problema político, ciertamente, pero más grave es el ataque a la Constitución y al Estatut desde el propio poder político que ha generado la crisis más grave de nuestra democracia desde el 23-F. Una crisis aún peor porque aquella se ventiló en dos días y esta lleva años dando por saco y seis meses poniendo en jaque la estabilidad política de la nación y la imagen internacional de España. Amenazando, tras las últimas payasadas de Puigdemont, Jordi, Torrent y compañía, con el Gobierno en el exilio, la petición de amparo a las Naciones Unidas y la designación de un encarcelado como candidato a la Presidencia.

¿Cómo es posible que este innoble lazo amarillo que tantas deslealtades y mentiras representa se pueda convertir en algo simpático y noble? Pues superponiéndole, hasta borrarlo, otro lazo amarillo, mucho más antiguo, mucho más noble, mucho más digno de ser respetado y amado: el que le ofrecían los soldados de la caballería estadounidense a sus mujeres o novias cuando iban a combatir e inspiró una de las grandes películas de Ford: She wore a yellow ribbon (Ella llevaba un lazo amarillo, 1949, en España La legión invencible). Lo ha hecho Santiago González -Santi Majetón-, el diario colaborador de Carlos Herrera, muy dado a las referencias librescas y cinéfilas. Me quedé pasmado y agradecido cuando le oí decir que para lazo amarillo, el que se ponían las mujeres de esa obra maestra fordiana. Mejor John Wayne, -¡qué formidable su Nathan Brittle a punto de jubilarse de la caballería que ha sido toda su vida!- John Agar, Harry Carey Jr., Victor McLaglen y George O'Brien que Puigdemont, Torrent, Jordi y compañía. Mejor la señorita Dandridge (Joanne Dru ) llevando el lazo amarillo que le ofrece el teniente Cohill (John Agar) que las señoras Forcadell o Colau.

Santiago González ha devuelto al lazo amarillo su grandeza fordiana arrebatándoselo a estos golpistas de opereta bufa -pero no por ello menos peligrosa- que han degradado un símbolo históricamente noble y cinematográficamente mítico. Gracias.

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