NOTAS AL MARGEN
David Fernández
Un milagro por Navidad: salvemos al país
El palacio de Vistalegre ha sido testigo del pendulazo populista en España, ha pasado de albergar los aquelarres de Podemos a los de Vox. El PP sufre durante estos días las mismas amenazas que atenazaron al PSOE a partir de 2014, el riesgo de un adelantamiento por el extremo: un riesgo que es poco probable, aunque no imposible, y que causa pavor, nerviosismo y confusión en las filas. Al sondeo de 40dB se suman el de GAD3 y el nuestro de DYM, todos en la misma dirección, para apuntalar la certeza de que Vox crece a costa del PP. Ni la amnistía ni el cupo catalán ni Begoña Gómez ni el hermano de Sánchez ni las putas de Ábalos ni Koldo logran elevar a Feijóo como el presidente querido.
El PSOE superó aquella etapa porque Pedro Sánchez entró en el territorio de Podemos con una estrategia que no fue impostada, sino fruto de una radicalización personal del hoy presidente del Gobierno después de que su partido lo defenestrase por oponerse a la investidura de Mariano Rajoy.
Feijóo se debate entre seguir el modelo de Isabel Díaz Ayuso o el de Juanma Moreno, que es el suyo, el del pescaíto en blanco, y por eso le sale tan mal. No digamos ya cuando envía a Tellado a hacer el ridículo, el probe Migué está a punto de ser adoptado por el gabinete estratégico de Vox, donde sus intervenciones provocan hilaridad.
Es un problema complejo, cualquiera que esté vendiendo recetas contra la pinza a Génova es un estafador, el PSOE se libró de ello a cambio de vender su alma y en el PP sólo Isabel Díaz Ayuso podría liderar esa transformación. ¿Que no es exportable al resto de España? Ja. No es exportable para la izquierda ni para el centro izquierda, pero es que la política de bloques está llamando a trazar una línea donde no hay ósmosis posible.
Otra cosa sería que Feijóo hubiera presentado una alternativa potente de Gobierno que superase la simple derogación del sanchismo, pero ni siquiera ha sido capaz de montar un equipo con apariencia de saber qué hacer con el Estado. Ni un fichaje más allá de los delegados de sus barones ni una autoridad económica ni un juez o un fiscal, nada, tipos y tipas que vienen de Nuevas Generaciones y que sólo han superado ese trance de la edad porque el tiempo pasa para todos. Lo suyo es una oferta pobre que lo había apostado todo al hundimiento de Sánchez.
También te puede interesar
Lo último