¡Oh, Fabio!

Luis Sánchez-Moliní

lmolini@grupojoly.com

La guerra cultural del ‘mapping’

Progreso, amnistía y un ‘mapping’ para dar color a nuestras vidas. ¿Qué más se puede pedir a la Navidad?

Un ‘mapping’ en la Plaza de San Francisco.

Un ‘mapping’ en la Plaza de San Francisco. / DS

EL mapping fue uno de los símbolos del zoidismo triunfante. En aquella Sevilla pobre de la gran crisis, con las arcas vacías por los delirios de grandeza de Monteseirín, el equipo de José Ignacio se sacó de la manga esa mezcla de karaoke y cine de verano para animar las fechas navideñas. Ya saben que Zoido intentó hacer de las pascuas unas auténticas saturnales romanas, con dromedarios en la Alameda, cacharritos en las Setas y bafles por todas partes. Todo un poco cutre –como el Palacio de Monsalves– , pero lo cierto es que al soberano le gustó. La clave del éxito popular del mapping es la misma que la de la Semana Santa: su gratuidad. Devociones y cofrades aparte (que se gastan sus buenos cuartos en túnicas, papeletas de sitio, tintorerías, etcétera), la Fiesta Mayor de Sevilla es asequible a cualquier persona que tenga las piernas sanas o los pocos euros necesarios para comprarse una de esas sillitas plegables que alguien denominó el colesterol de los días de Pasión. Al mapping le pasaba igual. Los comerciantes de entonces se quejaban de que las tiendas estaban vacías y las calles llenas. Todo el mundo iba al mapping de la plaza de San Francisco como antaño se acudía a los autos de fe de la Inquisición. Hay que pasar el tiempo lo más amenamente posible. A la prensa local también le chiflaba el invento y le dedicó no pocos titulares y debates. Sevilla, cuando quiere ponerse pesada, sabe hacerlo de verdad.

El sueño del mapping murió cuando el socialista Juan Espadas llegó a la Alcaldía. Aunque alegó problemas de seguridad, apenas podía ocultar un revanchismo un tanto infantil cuando asesinó el juguete de Zoido. Al querer borrar la huella navideña del popular, Espadas se comportó como tantos prohombres de la historia de la humanidad desde los asirios. Aquello fue un crimen de guerra cultural. De alguna manera el mapping fue para Espadas lo que el Valle de los Caídos para Sánchez, una oportunidad de golpear al enemigo en su dimensión más simbólica.

Pero a quien tiene paciencia el tiempo suele darle una oportunidad para la venganza. Y el PP puede, al fin, restaurar el orden perdido. El Ayuntamiento de Sanz ya está estudiando ofrecer al pópulo hispalense un mapping como Dios manda para las próximas y entrañables fiestas. Probablemente vuelva a ser un éxito y contará con el aplauso generalizado de la prensa local (incluido este Fabio). Progreso, amnistía y un mapping para dar color a nuestras vidas. ¿Qué más se puede pedir a la Navidad?

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