NOTAS AL MARGEN
David Fernández
Un milagro por Navidad: salvemos al país
Nunca llegué a creer que los gansos del parque del Tamarguillo se habían suicidado, que es la solución lógica a la que hubiéramos llegado de seguir la sucesión de especulaciones del Ayuntamiento de Sevilla. Que si un acto de vandalismo, que si el agua no era porque las tortugas coleaban y así que pasaron unos días de cierta confusión hasta que se dio con el virus H5N1, aunque en su descarga se debe apuntar que el Ayuntamiento acertó al cerrar el parque como medida de precaución. Sólo había que leer un poco –o ver vídeos como María Pombo– para conectar la extraña mortandad de algunas aves en este parque con lo que ya era una veloz extensión de la gripe aviar por la península. Si fue en Sevilla y en Málaga donde se localizaron los primeros brotes de la gripe no se debió a la mala calidad de los estanques, sino a que son zonas pobladas y transitadas por vecinos, que seguro que hay decenas de aves silvestres muertas en los recovecos de los ríos andaluces.
Aves silvestres y aves municipales. Me quedo con esta distinción ornitológica a la que ha apuntado la consejera de Medio Ambiente, Catalina García. Sostiene la también ex consejera de Salud que la gestión de las aves enfermas o muertas es una competencia municipal, lo que no está nada mal para una Consejería –de Medio Ambiente– que se ha pegado un verano de ausencia mediática en plena ola de incendios forestales. Ya sabemos que Antonio Sanz se ha quedado con todo, con el plan Infoca, con los chalecos y con los micrófonos, pero ha resultado muy llamativo que la consejera de los montes y los bosques no haya expresado ninguna opinión sobre unos fuegos que, supongo, son presidenciales, de ahí su reparo institucional a invadir competencias.
Todos estamos coordinados. Ése es el mensaje mantra que estos días se envía desde el Gobierno andaluz. Faltaría más, y no lo pongo en duda, pero como en el caso de los incendios falta una política de comunicación entendible para la población. Cuando Antonio Sanz declara “la fase de emergencia, situación operativa 1, del Plan de Emergencias de Incendios Forestales”, ¿a qué se refiere?
El protocolo de gripe aviar es otro tratado de topología administrativa: si el pato muerto está en un parque municipal, se llama a la Policía Local, tanto si es silvestre como si es abonado del estanque y se olvidó de volar; si es silvestre y está fuera del límite urbano de la ciudad o del pueblo, se llama a la Consejería de Medio Ambiente y si son pavos, gallinas, codornices o perdices de granja, es decir, ganado aviar, se telefonea a la Consejería de Agricultura. Efectivamente, todos coordinados, así da gusto.
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