El otro Niño del portal

24 de diciembre 2025 - 03:07

No sabía uno que en el Acuario de Sevilla hubiese un Belén marino. Las figuras de metacrilato de la Virgen, San José y el Niño conviven en un tanque de agua junto a bandadas de pececillos y una tortuga verde de pasiva mirada. Debe causar asombro este Belén sumergido en niños y mayores. Hay, sin embargo, otro Belén marino pero menos amable, sólo para adultos. Es ese otro portal que a veces uno contempla de año en año bajo aguas abisales. ¿Y si todo fuera un simple pero perfecto cuento para crédulos? ¿Y si “la historia más bella jamás contada” fuera sólo una insuperable treta de ficción? Uno, ya ven, se sumerge también en las profundidades de la duda, donde la negra pez del océano sin luz, y donde si acaso lo único que aflora por Navidad es un portal de Belén hecho con plásticos contaminantes, corales putrefactos y restos corroídos de contenedores de mercantes hundidos.

Dirá usted que vaya ánimo el de servidor en el día de Nochebuena. Y qué poco sevillano el tono de esta felicitación o lo que tenga a bien ser. Ni el curioso Belén viviente pero estático de Cantillana, ni el Belén municipal con su monte Gurugú nos sumen en la duda más inhóspita acerca del maravilloso relato del pesebre. Y, sin embargo, es en la duda, en la árida agitación, en el vacío atroz de una posible estafa prodigiosa donde uno, año tras año, recobra la fe en el Niño Dios a través de sus señales más heridoras e indescifrables. El bando de la Nochebuena no lo ha traído este año la última vela prendida del Adviento. Lo ha traído la Expectación del parto uniendo la preciosa advocación de La O en la calle Castilla con la barriada Madre de Dios. Allí, en el portal de un humilde bloque, unos vecinos hallaron hace unos días un bebé abandonado con su cordón umbilical. No encuentro mayor certidumbre de que el nacimiento del Niño Dios no es ningún cuento que a través de este otro humilde pesebre hallado en una barriada social acostumbrada a la intemperie. Ningún milagro se revela, incluso por Navidad, si no es por su aspereza.

Qué poco importa ya que nos digan que el Nacimiento de Jesús es un mito y hasta una edulcorada patraña de la que incluso difieren Mateo y Lucas. El Belén del fondo abisal, tan parecido a este otro portal hallado en la calle Cráter, es lo que a uno le hace creer que ha de ser verdad que en una covachuela judía nació el Rey de la luz y del bendito desamparo. Feliz Navidad.

stats