Opinión | Pisando área
Jesús Alba
El Olimpo es más Olimpo con Iniesta y Nadal
Todo acaba por cansar menos lo clásico y lo universal, o sea, acaba cansando prácticamente todo. Sucede con esos mensajes que circulan por internet para gente ya mayorcita, que aluden a las costumbres de otro tiempo, en particular a los buenos salvajes que éramos en nuestra niñez comparados con lo mimados niños tecnológicos de hoy. En una de estas frases se nos recuerda que en si al llegar del colegio nos quejábamos de un profe por habernos suspendido o castigado, el padre de turno primero te pegaba un bofetón y después le daba la razón al profesor. Curioso: a nuestro adulto parecer, cualquiera tiempo pasado fue mejor, hasta cuando se recibían leches. Aun con lo cansino de la nostalgia autoindulgente que se consume en píldoras de internet, sí creo que la infantilización y su hermana la victimización están mucho más vigentes en la actualidad que antes. El culpable exterior resulta un chollo para hacer lo que se quiere. Lo peor es que este síndrome de dimensiones epidémicas no sólo afecta a los niños ajenos a la culpa -y también a su versión dulcificada, la responsabilidad-, sino que tal coartada moral afecta a un buen número de adultos.
"Por su culpa, le partiré la cara a un desconocido", se dirá el salvaje del puñetazo al policía manifestante el sábado pasado (parece que él mismo tiene antepasados exteriores: un desclasado, ansioso por ser el más antiespañol). Por la espalda, a una persona que aceleraba el paso. Un tipejo sin duda afectado por el victimismo, un niño crónico con trazas de criminal. Esa actitud cavernaria se alimenta de un odio visceral a todo "lo español", origen y epicentro de todos los males, desde el expolio fiscal hasta la muerte por cáncer. Ese mismo día, La Vanguardia sacaba en portada a una señora -bolsa de Chanel en ristre...- que increpaba a mossos empapados de pintura y escupitajos: casi no hace falta elaborar el simbolismo. Marx, que sí creía en un culpable que era el capitalismo inhumano -y tenía toda la razón-, dijo: "El nacionalismo es un invento de la burguesía para dividir al proletariado". En este caso, de la burguesía catalana, simbolizada por el clan Pujol. Se les ha ido de las manos. Los conflictos civiles comienzan por las manos y acaban de cualquier manera. El matón escoltado fracturando narices iba todo él ataviado de indepe chic, con reminiscencias siniestras de otro tiempo: gafas de sol Ray Ban, ropa azul, ostentación de bandera con vocación de estilo, ¿recuerdan? Eso sí, él no para de exhalar perdigones de saliva mientras grita "Fascista". A los otros.
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