La ciudad y los días

carlos / colón

Contra puritanos

OIGO a dos puritanos en un programa radiofónico afirmar que el consumo de alcohol y tabaco equivale al de marihuana y otras drogas. Supongo que para estos inquisidores el que sus hijos se tomen uno o dos vasos de tinto durante el almuerzo equivale a que consuman hachís, cocaína o heroína. Drogas iguales, al fin y al cabo según ellos. Socialmente aceptadas -para su escándalo- unas y prohibidas otras. Pero igualmente perjudiciales todas. Una evidente mentira.

Hace años que padecemos este dislate que iguala alcohol y drogas. El sentido común enseña que el alcohol no es una droga ni es nocivo si se bebe moderadamente. Y que tomarse uno o dos vasos de vino en el almuerzo es saludable. Otras cosas son la borrachera o el alcoholismo, abusos que nada tienen que ver con saborear un buen vino o un buen licor. Pero este sentido común parece faltarle a los puritanos que lo meten todo en el mismo saco. Como les faltó a los memos de la OMS con el follón de las carnes rojas. Ya sabíamos que su abuso es tan malo como inocuo, si no beneficioso, es su consumo moderado. Como casi todo.

En cuanto al tabaco, qué quieren que les diga. Hace daño, molesta y además es carísimo. Pero es una adicción menos dañina que las drogas tradicionalmente calificadas como blandas o duras. Me alegra que mis hijos no fumen. Salud y dinero que se ahorran. Pero preferiría que fumaran a que se emporraran, se empastillaran o fueran cocainómanos o heroinómanos. La diferencia más importante entre el tabaco y las drogas no tiene que ver con la salud, sino con la lucidez. El tabaco no priva de la consciencia. "¡Pero el alcohol sí lo hace!", salta el puritano. Pues resulta que no, mire usted. Es el abuso de alcohol, no su consumo moderado, el que priva de consciencia o sume en un peligroso estado de estupor.

Me parece una falta de respeto hacia quienes padecen personalmente o a través de familiares problemas de alcoholismo o drogadicción que el consumo moderado de alcohol y fumar se compare con las drogas. Una terrible noticia serviría para marcar la diferencia: una joven toxicómana ha sido condenada por drogar de forma continuada con cocaína y heroína a su hija de año y medio, y suministrar metadona al bebé de cinco meses de una amiga. Alguna diferencia hay entre tomarse una copa de vino o fumar y ser una toxicómana, ¿no? Ser dueño de sus actos. Por eso ser un drogadicto se considera un eximente y ser fumador, no.

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