La esquina

josé / aguilar

Mas rompe a los socialistas

LO único que perseguía Artur Mas con el paso hacia la secesión de Cataluña dado ayer por el Parlamento catalán era justificar el paso siguiente en su designio de romper con España, en una estrategia de crispación cuyo saldo final será el fracaso. ¡Qué gran estadista! ¡Qué hombre tan providencial! ¡Qué gran conductor de un pueblo hacia la derrota!

Ya sabía Mas, y ya sabían sus captores de Esquerra Republicana, que pedir al Congreso de los Diputados, con 87 votos de un Parlamento de 135 miembros, que le ceda a la Generalitat la competencia para convocar un referéndum en el que se decidiría si los catalanes quieren la independencia vale lo mismo que pedirlo con un solo voto o que no pedirlo. El Congreso no lo autorizará. No por nada: porque no puede. Porque en la Constitución no existe otro derecho a decidir más que el de todo el pueblo español. No hay una soberanía catalana, ni murciana ni andaluza. Sólo una soberanía española (¡es el artículo 1!).

Es más, saben perfectamente que el siguiente paso que han programado tras el fallido de ayer, también está condenado a la inutilidad. Convocarán el referéndum de manera unilateral -argumento: ¿véis cómo el Congreso español no nos deja votar?- para ver cómo el Gobierno lo recurre ante el Tribunal Constitucional y el Tribunal Constitucional lo prohíbe. Por lo mismo, porque la consulta no cabe en la Constitución. Entonces irán a unas elecciones autonómicas anticipadas, que ésas sí tiene Mas facultad legal para convocarlas. Incluso para perderlas a manos de ERC.

De momento no han podido romper con España, pero al que han roto ha sido al Partido de los Socialistas de Cataluña (PSC), cuya división se consumó ayer cuando tres diputados desobedecieron el acuerdo de su consejo nacional, máximo órgano entre congresos, de desmarcarse del órdago soberanista en cualquiera de sus expresiones presentes y futuras. Como no creo que renuncien a sus actas, como les ha pedido la dirección, lo más probable es que sean expulsados del partido (no de los escaños, que son suyos). Es el precio que pagará el PSC por mantener su unión fraternal con el PSOE. El desgarro por ser socialistas antes que nacionalistas.

Estuvo bien esta vez la portavoz del PP, Alicia Sánchez-Camacho. "El independentismo es anticuado, oxidado, frustrante e irresponsable" fue la frase que usó. La frase es de 2002, pero no la dijo ella, sino Artur Mas. El gran conductor hacia la derrota.

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