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EL Ayuntamiento dice de sí mismo que tiene un grave problema de (in)comunicación. Alguna facción dentro del equipo de Gobierno utiliza este latiguillo como arma arrojadiza contra determinados profesionales a su servicio caracterizados por su lealtad inquebrantable al alcalde. El problema se ha vuelto a poner de manifiesto este lunes en relación con el proyecto de mezquita en Los Bermejales. Ese día se pronunciaron sobre el asunto Monteseirín, Torrijos y Carrillo ¡y los tres dijeron tres tesis distintas! El alcalde argumentó que el proyecto actual del templo musulmán es inviable y que hay que revisarlo y redimensionarlo, pero no reubicarlo. Emilio Carrillo, el delegado de Urbanismo, dijo lo contrario que el alcalde: que la mezquita no va a construirse en el emplazamiento previsto y que habrá que hablar con la comunidad islámica sobre una posible indemnización al igual que sobre una posible remodelación del proyecto. Ítem más, Carrillo casi deseó que los vecinos recurrieran ante el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía para ver si éste mantiene la suspensión cautelar y libra así al Consistorio del problema político en que él solo se ha metido al ceder el suelo para luego dar marcha atrás por intereses electoralistas. Torrijos, por su parte, celebró el fallo judicial favorable al Ayuntamiento y expresó su opinión de que la mezquita es tan viable como los equipamientos sociales que demandan Los Bermejales. Hay que reconocer que el único que ha mantenido una postura coherente desde el principio ha sido Rodrigo Torrijos, mientras que el PSOE se muestra como un partido-veleta que ha girado ya por toda la rosa de los vientos y todos los eufemismos del diccionario. El alcalde no explica por qué el diseño autorizado en principio es ahora inviable. ¿Qué ha variado en todo este tiempo? Carrillo no dice qué se construiría en lugar de la mezquita -¿quizás la alternativa cívica que propugna Zoido?- y cuánto costaría a la Hacienda local renunciar a este proyecto, convertido en el Moneo-2 municipal. ¿Lo resucitarán nueve años después, como el del Prado? ¿Cuál es, en fin, el modelo de ciudad para Los Bermejales? Como se ve, el Ayuntamiento tiene un grave problema de comunicación, sí, pero por exceso y no por defecto: no pueden cantar tres tenores a la vez y cada uno una partitura distinta.

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