Cómo Vodafone engaña a incautos
Defensa de los años sesenta
Los años sesenta siguen siendo un momento raro en la Historia. En aquella década se vio a una generación cultivar colectivamente la inmensa esperanza de poder cambiar el mundo. Sin embargo, las revueltas que entonces surgían por todo el planeta seguían un ideal de apariencia paradójica. Por un lado, explorar todos los modos de liberación, emancipación, plenitud individual, y por otto experimentar la vida comunitaria. ¿El desafío fue demasiado difícil de aguantar? ¿Las fuerzas reaccionarias, demasiado poderosas? ¿Demasiado corruptible la naturaleza humana? Las promesas no fueron capaces de resistir la trampa de un confortable adonismo apolítico, que condujo a la mayoría por el buen camino de la sociedad del espectáculo, capaz de digerir sin problemas el movimiento hippy, como una nueva página añadida a su catálogo promocional. Y más dura fue la caída. Se trataba de soportar en soledad la terrible decepción de que el mundo no cambiaría; no al menos entonces, y no por completo. Para los perdonavidas, mayormente reaccionarios, los años hippies son el origen de los extravíos de hoy en día: pérdida de valores y referencias, empobrecimiento a través del consumismo, al que ha quedado relegada la búsqueda de la felicidad. Y sin embargo, a pesar de todo, de la desilusión y el repliegue, e incluso de la renuncia, la década de los sesenta guarda un sabor de rebelión y subversión. No estaría de más que en la actualidad recuperásemos parte de aquel espíritu.
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