La cara oscura de la Velá de Triana
¡Pasen y vean!
Sevilla/No entiendo las críticas al presidente Sánchez por su última performance. En estos tiempos donde tan escasas son las ocasiones que tenemos para reír, verlo allí sentadito en su silla con la mascarilla puesta, justo en el vértice de una pirámide perfectamente trazada con otras sillas ocupadas por miembros destacados de su Gobierno y algunos mandos policiales, para ver como unas apisonadoras (con escaso trapío, todo hay que decirlo) destruían las armas incautadas a los asesinos de la banda terrorista ETA, es algo que provoca risa.
Oírlo después atribuirse haber acabado con el terrorismo en España, donde aún existen más de 300 asesinatos sin aclarar y donde los amigos de los asesinos son los socios en los que él suele apoyarse para gobernar, es una más –triste, todo hay decirlo– de sus representaciones teatrales.
¿Quién no recuerda su famosa representación en el Congreso: “Si gano la moción de censura, mañana mismo convocaré elecciones generales” o aquella otra en la que anunció solemnemente: “Hemos derrotado al virus, os animo a todos a salir a la calle a celebrarlo”? ¿Y que decir de aquella del “insomnio”?: “Yo no podría dormir tranquilo con Iglesias en el Gobierno”. Son tantas las veces que nos ha hecho reír con sus performances que deberíamos agradecérselo.
La pena es que, mientras él sólo se ocupa del teatro, miles de empresas y decenas de miles de autónomos están cerrando sus negocios por carecer de una política gubernamental que les ayude eficazmente en estos tiempos de pandemia. Pero eso...¿a quién le importa?
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