Hemos estado una semana en Austria. Para viajar sólo exigen presentar el certificado internacional de vacunación Covid completa o PCR/Test antígenos negativo en las últimas 48 horas. Una vez allí, no puedes ingresar a un hotel, bar, museo, etcétera, sin aportar esos mismos requisitos. Por ello, las autoridades facilitan hacer pruebas gratuitas periódicas a su población y turistas. Mi hija (menor de edad) pudo hacer gratuitamente cinco test (uno cada 24/48 horas) y pudo entrar con nosotros en museos, bares y hoteles. La última prueba la hicimos el 19 de julio (21 horas antes de volver a España). Al día siguiente, en el aeropuerto, después de presentar las tarjetas de embarque y los certificados Covid nos denegaron subir al avión para el vuelo FR7336 por no tener relleno un documento del Ministerio de Sanidad que había que descargar en el móvil desde www.spth.eob.es y que por problemas de la web no pudimos completar. Nos dejaron a todala familia y siete personas más (algunas personas mayores que no dominaban internet y otras a las que les falló el móvil) tirados en el aeropuerto en Viena. Pudimos comprar otro vuelo, esta vez con una compañía no de bajo costo, y nuestra sorpresa fue que no nos pedían nada y nos facilitaron ese formulario en papel que rellenamos simplemente con un bolígrafo. Al aterrizar nos dividieron en una fila que venía de Barcelona (1.540 casos Covid por 100.000 habitantes) a los que no pedían nada y otra que veníamos de Austria (38 casos Covid cada 100.000 habitantes) a los que nos pidieron el papel relleno. De habernos dejado en tierra nadie es responsable, ni Ryanair ni Gobierno. Como verán, somos un país de pandereta. Lo siento por el turismo, pero el viajar se va a acabar como sigamos así.