Ingeniería aljarafeña con acento emprendedor

Tras tres años de crisis económica y un aumento desmesurado del nivel de desempleo, el verbo emprender se ha convertido en uno de los más conjugados por parte de dirigentes políticos y analistas de diversa índole.

Bajo esta premisa y en parecidas circunstancias nació en el año 1993 IDP, Inversiones, Desarrollo y Proyectos S.L., una empresa de ingeniería afincada en Tomares que ha participado en proyectos como la asistencia técnica para la gestión de subvenciones para el proyecto Cobre Las Cruces o el Plan de Optimización Energética de la Ciudad de Jaén.

"Nos decidimos a crear la empresa en un momento de especial dificultad, cuando en Sevilla se sufría una grave crisis económica tras la celebración de la Exposición Universal del año 1992", afirma Pedro Montero Ruzafa, co-director de IDP y uno de los miembros del núcleo fundador de esta empresa, un grupo de amigos, ingenieros de vocación, que se lanzaron a esta aventura rondando los 30 años.

"Nuestros primeros objetivos fueron grandes empresas", a las que accedieron ganándose su confianza en pequeños proyectos, y con el apoyo de "algunos socios, bien situados en aquellos momentos, y que apostaron por nuestro proyecto a pesar de tener asegurado el sueldo en sus empresas". Y es que los retos han marcado, y siguen marcando, la historia de esta empresa en la que las situaciones de crisis son afrontadas con trabajo duro y buen ánimo. "Por muy difícil que pinte la situación, siempre hay sectores que van a seguir dando trabajo", afirma sentencioso Montero.

Después de esta primera etapa, IDP sufrió la lógica evolución de un proyecto surgido de la iniciativa de un grupo de amigos. "El primer ajuste consistió en buscar una distribución accionarial en la que todos apostáramos por el proyecto de una manera igualitaria. Pasamos a un reparto accionarial más profesional".

ADAPTACIÓN CONTINUA

A partir de ese momento, las estrategias de IDP fueron amoldándose a las circunstancias de cada momento. Un esfuerzo de adaptación que ha convertido a esta empresa en un pequeño indicador económico.

Inicialmente sus encargos llegaron de proyectos hoteleros. Después la tendencia cambió hacia los proyectos industriales. Más tarde, durante la primera fase de la actual crisis, centraron sus esfuerzos en iniciativas de energías renovables. Ahora, IDP trabaja fundamentalmente en encargos que persiguen la eficiencia energética y con empresas de materias primas.

"La ingeniería es un negocio duro", asegura Montero, aunque en tiempos de crisis es uno de los sectores clave, ya que "somos especialistas en optimizar y en hacer más eficientes las cosas". Además, "somos un gremio muy sensible a la labor emprendedora y a la creación y gestión de empresas".

Este esfuerzo ha permitido a IDP facturar el pasado año 1,2 millones de euros. "Una facturación pequeña, pero que nos permite mantener una plantilla de 20 empleos cualificados", afirma Montero.

Pero a pesar de ello, el plan de futuro de esta empresa es sobrevivir. "Si logramos superar esta crisis nos situaremos en primera línea de parrilla y podremos crecer". Un objetivo que podría truncarse si no se corrige uno de los principales obstáculos a los que tienen que hacer frente este tipo de empresas: la demora en el pago que se produce desde los consistorios españoles. "La Junta realiza un buen diseño de las estrategias de apoyo a la creación de empresas, pero debería hacerse algo por enmendar los largos plazos de pagos de los ayuntamientos ya que muchas empresas están llegando a su límite de aguante económico".

A pesar de esto, Montero remata la conversación dejando la puerta entreabierta al optimismo. "A mí me gusta decirle a mis compañeros que esta crisis no es el fin del mundo".