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La desaparición del niño de Morón cumple un año convertida en un callejón sin salida

Policías nacionales, en la puerta de la casa donde residía Antonio David Barroso.

Policías nacionales, en la puerta de la casa donde residía Antonio David Barroso. / Juan Carlos Vázquez

La desaparición de Antonio David Barroso Díaz cumplirá este martes un año con el caso convertido en un callejón sin salida. La investigación policial para localizar al menor, de 15 años y con un grado muy alto de discapacidad, permanece estancada desde hace varios meses. En todo este periodo no se ha encontrado un solo indicio que ayude a averiguar el paradero del chico, al que los investigadores dieron por muerto hace ya mucho.

Mientras tanto, coincidiendo con el aniversario de la desaparición, la familia paterna del menor (los padres están separados desde hace mucho tiempo) ha convocado una manifestación por Morón de la Frontera. El recorrido partirá a las doce y media de la mañana de este martes desde el monumento a la mujer trabajadora hasta la puerta de los juzgados. "Antonio David Barroso necesita vuestro apoyo, ¡Todos con Antonio David!", reza en los carteles de la marcha que se han difundido en los últimos días.

Cartel difundido por la familia paterna convocando a una manifestación. Cartel difundido por la familia paterna convocando a una manifestación.

Cartel difundido por la familia paterna convocando a una manifestación.

Nada ha cambiado en los últimos meses, más allá de la cada vez mayor impotencia que la familia paterna dice sufrir al ver cómo la madre del niño, Esperanza Macarena Díaz, continúa en libertad provisional y hace vida normal en el pueblo. El caso sigue bajo secreto de sumario desde hace un año y la familia del padre espera que se levante pronto para tener algo de información sobre la desaparición.

Confían en que, una vez puedan tener acceso a los informes policiales y judiciales del caso, puedan tener algo de luz sobre el mismo. Lo que se sabe es lo mismos que hace un año. El domingo 12 de septiembre, Esperanza Macarena montó a su hijo en el vehículo adaptado en el que ambos se desplazaban y comenzó un viaje, en teoría para hacer el Camino de Santiago. Se cree que estuvo unos minutos en un hotel de Riaza (Segovia) y hay quien dice haberla visto en una gasolinera de Miajadas (Cáceres). Por la noche llegó a un hotel de Talavera de la Reina (Toledo), donde se alojaron y estuvieron unas horas, hasta que se marcharon muy temprano el lunes 13. Fue esa la última vez en la que se vio al niño, aunque se desconoce si por entonces estaba vivo o ya había muerto.

El siguiente momento de este viaje se produce en la provincia de Segovia, donde la madre comunicó a una patrulla de la Guardia Civil que había matado a su hijo y lo había arrojado a un contenedor de basura. El lugar indicado por la madre era en las inmediaciones del centro comercial Xanadú, en Arroyomolinos (Madrid). La Policía estuvo buscando sin éxito en todas estas ubicaciones y en el vertedero de Valdemingómez. Junto con el niño desapareció también la silla con la que éste se desplazaba. Tampoco se ha hallado ningún rastro de ella.

La madre fue ingresada en un hospital de Segovia y, unas semanas después, sería dada de alta. Nunca fue capaz de declarar con coherencia qué había hecho con el niño y terminó dando varias versiones. Entre ellas, la que la familia paterna considera más creíble y por la que también la Policía apuesta, es que el menor muriera en Morón de la Frontera y se lo llevara, ya fallecido, de viaje. Según el portavoz de la familia paterna, Luis Núñez, de la asociación Quién sabe dónde, varias personas que coincidieron con la madre y el niño en misa vieron que Antonio David no se encontraba bien poco antes de desaparecer. 

El niño padece una enfermedad conocida como síndrome de West y estaba postrado en una silla de ruedas. Era completamente dependiente, tanto para comer como para desplazarse y otras cuestiones básicas como la higiene. La madre cuidó del niño desde su nacimiento, y la mayoría de las personas que los trataron aseguran que siempre lo hizo de forma abnegada, que el menor estuvo bien atendido y no le faltó ningún cuidado. La familia paterna difiere: "Queremos saber cuándo fue la última vez que al niño lo vio un médico".

La calle donde residía el menor, acordonada por la Policía. La calle donde residía el menor, acordonada por la Policía.

La calle donde residía el menor, acordonada por la Policía. / Juan Carlos Vázquez

Esperanza Macarena padece una enfermedad mental y se encontraba en ese momento en un brote de la misma. Días antes de iniciar el viaje, había estado limpiando la casa y tirando muebles y enseres. Uno de los objetos que arrojó a la basura fue su teléfono móvil, que la Policía Nacional recuperó después en un contenedor de Morón de la Frontera. Ella no se llevó el terminal consigo durante el viaje, por lo que fue imposible recurrir al posicionamiento GPS para tratar de acotar la búsqueda del niño. Tampoco las cámaras de tráfico pueden ayudar demasiado, pues el coche tiene los cristales tintados y es imposible saber si el chico va dentro o no.

La limpieza respondía a una visita que los servicios sociales del Ayuntamiento de Morón de la Frontera tenían previsto hacer a la casa de Macarena el día 14 de septiembre, uno después de la fecha de la desaparición.  En junio, la Policía Nacional había acudido a la vivienda a requerimiento de uno de los vecinos, que habían alertado de que había problemas en la familia y que ni el niño ni la madre se encontraban bien. Quizás la madre temía que le quitaran al niño, apunta el portavoz del padre.

Periodistas desplazados al barrio de Morón de la Frontera en el que vivía Antonio David Barroso. Periodistas desplazados al barrio de Morón de la Frontera en el que vivía Antonio David Barroso.

Periodistas desplazados al barrio de Morón de la Frontera en el que vivía Antonio David Barroso. / Juan Carlos Vázquez

Una de las últimas versiones que dio la mujer fue que había dejado al menor cubierto con una manta junto a un contenedor, sin decir dónde ni cuál. Esto se lo dijo Macarena hace unos meses a su suegra, pero es una versión que no tiene demasiado sentido, pues de ser cierta se habría encontrado el cuerpo de Antonio David con relativa facilidad.

Un año después, la Policía mantiene abierta la investigación, aunque ya no se busca activamente al menor en los lugares indicados por la madre. La dirige la Unidad de Familia y Atención a la Mujer (UFAM) central con ayuda de la de Sevilla. El juzgado que lleva el caso es el número 2 de Morón. No hay apenas nada de dónde tirar y sólo Macarena tiene la clave, aunque no es capaz de recordar qué hizo con su hijo en pleno brote psicótico. La Policía recurrió a la ayuda de un cura amigo de Macarena, que es muy religiosa, para tratar de obtener algo de información concreta. También sin éxito. La familia paterna apenas tiene ya esperanzas de encontrar vivo al niño. Pero al menos quieren saber dónde está su cuerpo.

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