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Crimen de la rinconada

Los investigadores no tienen "ninguna duda" de la autoría del crimen de La Rinconada

  • Dos testigos ratifican que el acusado tenía una pistola pequeñita que había sido encontrada años antes en la nave de la familia.

Los investigadores de la Guardia Civil que han comparecido este miércoles en el juicio con jurado que se sigue contra Francisco Gutiérrez Carrasco, que está acusado del asesinato de su hermano Manuel, al que presuntamente disparó tres veces en una nave de La Rinconada, han asegurado en la vista oral que no tienen “ninguna duda” de que el inculpado es el responsable del crimen.

Una agente de la Guardia Civil que participó en la investigación y en la detención de Francisco Gutiérrez ha mostrado esta rotundidad durante su declaración en el juicio, donde ha descartado la otra línea de investigación que se planteó al inicio de las pesquisas y que apuntaba a un grupo de rumanos a los que la víctima supuestamente debía dinero. La investigadora ha explicado que se investigó esta línea hasta que llegó un momento en que se agotó esta investigación “porque todos los indicios van hacia” la que señalaba a Francisco Gutiérrez.

La agente añadió que estas sospechas se confirmaron con los hallazgos de residuos de disparo en el vehículo Kia Suma que conducía habitualmente el acusado y que también utilizó el día del asesinato, el 16 de junio de 2013, así como los restos que también se detectaron en el sombrero y el cinturón intervenidos al sospechoso.

La investigadora también reveló que en el registro de la vivienda del acusado se hallaron en el lavadero de la cocina unas bolsas de basura de color negro que eran iguales a las que se había utilizado para colocar en la cabeza del fallecido, unas bolsas que además eran diferentes a las que se utilizaba en la casa del acusado para tirar la basura, que eran de color claro.

La testigo añadió que el acusado se mostraba “muy frío” durante la investigación y explicó que cuando se produjo su detención, únicamente les dijo “ustedes sabrán lo que hacen”. En relación con los pinchazos del teléfono del acusado, el testigo señaló que en esas conversaciones, casi siempre con su mujer, Francisco Gutiérrez “nunca” se refería a nada relacionado con el crimen de su hermano, mientras que en otra conversación con su madre le recriminó a esta que se hubiese puesto a llorar.

En el curso de la investigación, también descubrieron fisuras en el testimonio del acusado respecto a los movimientos que realizó la mañana del crimen y así señalaron que el dueño de un bar donde el acusado echaba la lotería primitiva negó que ese día, el domingo 16 de junio, hubiese estado allí para echar el boleto, algo que ocurrió el día anterior.

Otro agente de la Guardia Civil ha expuesto mediante fotografías los movimientos del acusado que fueron captados por cámaras de seguridad, como la que hay en una gasolinera ubicada a unos 500 metros de la nave donde se produjo el asesinato, en el polígono de la Jarilla, y donde se captaron en dos ocasiones –a las 12:06 y a las 12:56- imágenes del Kia Suma del acusado. El agente explico que con anterioridad, sobre las 10:30 horas, se había captado otro vehículo, un Nissan Patrol, del acusado en dirección a la nave, lo que concuerda con el testimonio del presunto fratricida respecto a que fue a cambiar de vehículo. Según el investigador hay, por tanto, 90 minutos en los que no se sabe dónde estuvo el sospechoso.

En la sesión de hoy también ha comparecido un amigo y trabajador de la víctima, Claudio L. M., que fue quien encontró el cadáver en la nave de La Jarilla y que ha explicado que aquella mañana había estado con la víctima hasta las 12:20 horas aproximadamente porque habían estado revisando la finca con motivo de la campaña de la patata que comenzaba esa misma noche. Alertado por un hijo, el testigo acudió poco antes de las cuatro de la tarde a la nave, donde descubrió a Manuel tirado en el suelo y con una bolsa de plástico en la cabeza. Entonces le quitó la bolsa y vio “mucha sangre”, por lo que dio aviso a la Policía Local.

Aunque el acusado siempre ha negado que tuviera armas, este testigo y otro más han relatado que en torno a 2003 o 2004 encontraron bajo un palé mientras limpiaban la nave de la familia una pistola pequeña y en estado de funcionamiento que al poco tiempo reclamó el acusado y le fue entregada.

Otro testigo, Elías G. S., corroboró esta versión y explicó que un hermano suyo, al que le gustan las armas antiguas, se quedó en principio con la pistola, que esta “oxidada y mugrienta”, pero su hermano la limpió y llegó incluso a probarla en una finca. Su hermano se quedó con el arma hasta que Francisco Gutiérrez, según ha asegurado, les llamó para decirles que “tenían algo que no era de ellos y que se lo tenían que devolver”, en alusión a la pistola, que le entregaron unos días después al procesado.

El juicio que se sigue en la Audiencia de Sevilla continuará mañana con la declaración de los peritos que han realizado los informes forenses y los otras pruebas periciales relacionadas con los restos de pólvora detectados.

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