Este Betis de Manuel Pellegrini Ripamonti es una máquina de ganar. Juegue mejor o peor, o al ralentí, como anoche en el Groupama Arena, pero gana, gana y vuelve a ganar. Lo que viene siendo ese esperado y deseado ADN ganador que el Ingeniero ha sabido inyectar a su equipo.

Seis puntos de seis en el Grupo G para mantener una intensa lucha con el Bayer Leverkusen en busca de una primera plaza que por ahora ocupan los alemanes y que da el pase directo a octavos de final sin tener que jugar un cruce con un rival caído de la Champions. Por eso, ese duelo en el Benito Villamarín contra los teutones se antoja fundamental para el devenir europeo de un Betis que empieza de la mejor manera posible eso de acostumbrarse a jugar jueves y domingo.

Y en el domingo debe ya pensar el conjunto de La Palmera. En esa cita ante el Villarreal para dar un zarpazo de verdad en la zona de máximo privilegio de la clasificación. Tiene el equipo de don Manuel argumentos y la capacidad necesaria para ir a por todas en La Cerámica, pues como equipo, a nivel colectivo, es probablemente uno de los más en forma de la Liga en estos momentos, algo que se trasladó anoche a Hungría con un partido en el que a pesar de que por momentos no se vio un Betis brillante e intenso como en otras ocasiones, sí apareció esa mayor calidad que el Ferencvaros para llevarse la victoria. Un triunfo que hizo feliz a esos 700 béticos que acudieron a esa maravillosa ciudad europea cruzada por el Danubio para animar a su equipo, haciéndose extensiva esa felicidad a la Sevilla verdiblanca.

Y esa calidad la puso por bandera Nabil Fekir. El 8 está en un momento dulce, y no sólo ya por el gol, sino porque apareció cuando más lo necesitaba su equipo tras el 1-2, mandando y controlando el juego dejando correr el reloj. Y de zurdo a zurdo, porque otro nombre propio en el triunfo verdiblanco fue Rodri. Buen balón a Fekir en el 0-1 y constante peligro por su banda, la derecha, por su juego asociativo entre líneas, alargando la recompensa matinal con la citación de Luis de la Fuente para ir con la selección española sub 21 a la noche en Hungría.

Y para cerrar el partido y evitar el sufrimiento final con esos balones colgados al área bética de una pareja de centrales, Pezzella y Bartra, que perdieron todos los duelos áreos –con fallo grave incluido del argentino en el empate a uno–, apareció Cristian Tello para hacer el 1-3 con sus virtudes: velocidad explosiva y buen golpeo en la definición –magnífica dejada de un Willian José que aporta mucho más en el campo que Borja Iglesias–. Un tercer gol con el que cerró el Betis su triunfo en Budapest. Un Betis fiable y ganador que viaja por Europa con la máxima ilusión.