Análisis

Betis: La liberación de volver a ganar

Manuel Pellegrini se dispone a felicitar a un Isco sonriente y contento con su partido y el marcador en el momento de ser cambiado en los últimos minutos del choque.

Manuel Pellegrini se dispone a felicitar a un Isco sonriente y contento con su partido y el marcador en el momento de ser cambiado en los últimos minutos del choque. / Juan Carlos Vázquez

El Betis, con el triunfo ante el Celta, se quitó de encima el peso de las cuatro derrotas seguidas. Una victoria que supuso una liberación para un conjunto verdiblanco que con el pitido final de Munuera Montero respiró de alivio para volver a ganar.

Sólo hubo que ver la manera en la que Manuel Pellegrini celebró –se puede ver en una de las imágenes–con rabia el triunfo ante los celestes para darse cuenta de la importancia que tenía ganar para su equipo, un cuadro heliopolitano que tiene dos próximos compromisos, Valencia y Sevilla, de una exigencia máxima para confirmar que los tres puntos del pasado viernes son de verdad un punto de inflexión en esa lucha por acabar la temporada en puestos europeos.

Pellegrini celebra el triunfo ante el Celta. Pellegrini celebra el triunfo ante el Celta.

Pellegrini celebra el triunfo ante el Celta. / Juan Carlos Vázquez

A CORREGIR

Cierto es que el futbolista puede salir agarrotado al terreno de juego fruto de una dinámica negativa de resultados, pero eso no justificó en absoluto la primera parte que firmaron los verdiblancos ante el Celta. Ritmo lento de circulación, nula capacidad de sorprender al rival, ninguna llegada peligrosa por los costados, un equipo descolocado al que el Celta cogió a la contra en más de una ocasión –hasta viniendo de un córner a favor del Betis–, problemas en defensa... Muchos aspectos que provocaron que se viera una pésima primera parte en la que Isco estuvo muy solo. Sin estar bien del todo, el costasoleño estuvo solo contra el mundo a la hora de bajar a recibir, realizar cambios de orientación, buscar algún pase en profundidad...

Imposible para un Betis que aprendió de lo sucedido, como se vio en una segunda mitad en la que desde el arranque se vio que era un equipo totalmente distinto, bastante mejor, aunque con un sufrimiento final evitable que también debe servir de aprendizaje de cara a próximos compromisos.

REACCIÓN

Si en los últimos partidos, Pellegrini había errado en la confección del once y en la lectura de partido, ante el Celta se volvió a ver esa mano de buen entrenador que tiene el técnico chileno. La entrada de Bakambu y Nabil Fekir dieron otro aire al Betis, que además metió una marcha más a la circulación de la pelota. Johnny dio un paso adelante en la presión en campo contrario y robó muchos balones, al igual que un Guido que estuvo perfecto en el corte y en la descongestión del juego. Bakambu aportó mucha movilidad, atacó muy bien a los espacios y se asoció también bastante bien con sus compañeros de ataque.

Al igual que Fekir, que después de una merecida suplencia, aprovechó la segunda parte para mostrar una buena cara y firmar un magnífico gol, tras recibir de Isco, recortar con la izquierda y sacar un disparo potente y alto con la derecha imparable para Guaita. Además, tanto Miranda como Bellerín tuvieron una mayor presencia ofensiva tras el descanso y así llegó la acción que abrió el marcador. Buena pared de Bellerín con Fornals y pase atrás para que el lateral de Olivares sacara un disparo con el que batir la portería celeste.

Los jugadores del Betis festejan el tanto de Fekir. Los jugadores del Betis festejan el tanto de Fekir.

Los jugadores del Betis festejan el tanto de Fekir. / Juan Carlos Vázquez

ISCO

Después de una primera parte sin brillantez y en la que estuvo muy poco acompañado por sus compañeros a la hora de tirar del carro, el de Arroyo de la Miel sacó su repertorio en la segunda mitad. Buen pase a Fekir en el 2-0, balones al espacio a Bakambu, regates, pisadas de la pelota, giros para amagar por un lado y salir por el otro, y un desgaste físico importante al estar también comprometido en labores defensivas.

Así, llegado el minuto 85, dejó su sitio en el campo a Rodri, recibiendo una gran ovación de parte de la afición y un cariñoso saludo –como se puede ver en la imagen– de Pellegrini.

La afición bética aplaude en el minuto de silencio a Manuel Ruiz de Lopera. La afición bética aplaude en el minuto de silencio a Manuel Ruiz de Lopera.

La afición bética aplaude en el minuto de silencio a Manuel Ruiz de Lopera. / Juan Carlos Vázquez

UNA AFICIÓN DE DIEZ

La afición del Betis estuvo de sobresaliente en el minuto de silencio a Manuel Ruiz de Lopera. Un minuto roto por una ovación por parte de la grada que fue acompañado por el cuerpo técnico y jugadores del banquillo verdiblanco.

Atrás quedaron rencillas y el sufrimiento en la etapa final del ex presidente para rememorar y reconocer los momentos vivido de gloria deportiva vividos con él a los mandos del club. Hasta se escuchó el “hola, hola, hola don Manuel, don manuel...”. Un comportamiento señorial de la parroquia bética.

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