Betis - Valencia | La crónica

Assane, Abde, el día ideal para disfrutar para todo el Betis (3-0)

Assane Diao anota con un toque de calidad el gol que abrió el camino al triunfo.

Assane Diao anota con un toque de calidad el gol que abrió el camino al triunfo. / Antonio Pizarro

El Betis consigue que los suyos, los fieles béticos, se reconcilien con la sonrisa y lo hacen con una superioridad insultante sobre el Valencia y también con muchas buenas noticias. Porque es un motivo para disfrutar que Assane Diao, a sus 18 años recién cumplidos, consiguiera su segundo gol en la Liga. Y no menos razones para gozar fue ese golazo de Abde, que arrancó en su campo la jugada del tercero para después concluirla con un trallazo de muchos quilates. Pero, sobre todas las cosas, los hombres de Manuel Pellegrini acababan con una racha de cuatro partidos sin sumar los tres puntos, algo que no ha sido nada habitual durante la excelente trayectoria del chileno al frente de la plantilla heliopolitano.

No era extraño que los 50.000 béticos que se dieron cita en el Benito Villamarín mostraran jubilosos sus bufandas en los minutos finales de este concluyente triunfo por tres a cero sobre el Valencia en una cita entre dos equipos históricos del campeonato. Pero el Betis está muy por encima del cuadro de Rubén Baraja en la actualidad y se encargó de demostrarlo sobre el césped, que es donde se debe hablar siempre en el fútbol.

Los verdiblancos fueron un equipo tremendamente dinámico en esta ocasión y desarrollaron un buen fútbol para acabar firmando una goleada que sirve, por supuesto, para disipar cualquier tipo de dudas respecto a la máquina que trata de engrasar Pellegrini. Pero es que se trata de eso, de ganar partidos y la mejor manera para conseguirlo es mover la pelota como lo hizo el Betis desde el comienzo del juego.

Esta vez no hubo parsimonia, sino todo lo contrario, el Betis elevaba de forma considerable la velocidad media en la que iba la pelota de un lado para otro y, lógicamente, recolectó el fruto al final de la mejor manera posible, haciendo que los suyos fueran muy felices. ¿Que el Valencia tenía bajas? Pues ése es su problema, faltaría más, salieron con once y se trataba de superar a los que ponía en liza Baraja en el acta, algo que hicieron los verdiblancos de una manera solvente e incluso brillante.

Abde dispara para ponerle la guinda a la reconciliación del Betis con el triunfo. Abde dispara para ponerle la guinda a la reconciliación del Betis con el triunfo.

Abde dispara para ponerle la guinda a la reconciliación del Betis con el triunfo. / Antonio Pizarro

Todo era consecuencia de que el Betis fue muchísimo más rápido y preciso en su fútbol que en las citas anteriores. Pellegrini había formado al equipo con su tradicional esquema de 1-4-2-3-1 y volvía a repetir con Assane Diao en el costado derecho y también con Ayoze como teórico delantero. Sí entraban cinco futbolistas de refresco respecto a Granada, concretamente Bellerín, Bartra, Miranda, toda la defensa salvo Pezzella, Marc Roca y Rodri.

Todo iba a girar, de cualquier manera, en torno a la figura de Isco y el malagueño sí iba a mover los muñecos con más celeridad esta vez. Además, el plan de juego del Betis también incluyó desplazamientos largos en busca de las entradas por las bandas tanto de los dos extremos como de los dos laterales, que los doblaban para aprovechar la carencia de especialistas del Valencia por los dos lados. Baraja había remendado el equipo con Mosquera y Cenk, dos centrales, y ambos sufrieron de lo lindo en el arreón inicial de los verdiblancos.

Le faltó al Betis entonces un último pase para hacer bueno ese dominio territorial que ejercía ante un Valencia que no sabía equilibrar posicionalmente el juego. El fruto de esa superioridad futbolística sería un mal cabezazo picado de Ayoze (7’) en un pase de Bellerín, un disparo de Rodri a bocajarro en el que fue derribado claramente por Mosquera y que pudo convertirse perfectamente en penalti (17’) y un cabezazo de Pezzella, que no llegó con ventaja a un buen centro de Isco en una falta lateral (37’).

Pero la alegría para los béticos iba a llegar antes del intermedio. Assane Diao, que ya había dejado una cacha para la posteridad a Cenk (25’) cuando el defensa valencianista fue incapaz de cerrar sus piernas a tiempo y se quedó abochornado, iba a repetir en la faceta goleadora para darle aún más literatura a su irrupción en el fútbol de élite.

Todo era fruto de una de esas faltas laterales que Isco mete con peligro en el área. Ayoze prolongó la pelota de tacón y ésta fue directa a la posición de un Marc Roca que no estaba en fuera de juego a pesar de parecer adelantado. El catalán dejó muerto el balón en el rebote y Assane Diao lo aprovechaba con la calidad de un veterano. Fácil, nada de precipitarse con un pelotazo que pudiera estrellarse en la salida de un desesperado Mamardashvili. Al contrario, toque sutil con la zurda y a cantar el gol por primera vez con todos los aficionados presentes.

La escuadra de Pellegrini había sido capaz de irse con ventaja al intermedio y eso no es mala cosa ante un Valencia que, hasta ahora, había acumulado derrotas cada vez que se había puesto por debajo en el marcador. Baraja trató de mover a los suyos, también Chadi Riad entró por Marc Roca y el joven central no desentonó de nuevo. El Betis estaba lanzado en pos de la reconciliación con el triunfo y no iba a tardar mucho en consolidar la ventaja.

Se había lucido Mamardashvili con una palomita en un disparo lejano de Isco, pero la pelota se fue a córner. Lo ejecutó el malagueño y el cabezazo de Marc Roca fue digno de un delantero centro caro. La diferencia ya era dos a cero y el dominio del Betis era absoluto no sólo en el marcador, también en todas las situaciones del juego.

Restaba la guinda para que el pastel supiera a gloria bendita y Abde se encargó de ello en su estreno como goleador con la camiseta del Betis. Jugada que prolonga en su campo el marroquí, le da la pelota a William Carvalho y sale en carrera con velocidad de vértigo. El portugués le devuelve el balón con ventaja y su derechazo se convierte en un golazo. Era el epílogo perfecto para el reencuentro con la felicidad del Betis de Pellegrini. Cuando se gana y más si se hace con brillantez, lógicamente, las dudas se espantan y el emoticono de la risa se dibuja en los rostros de todos los béticos.

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