Betis-Cádiz

Crónica | La segunda roja a Canales sí le hace mucho daño al Betis (0-2)

  • El equipo de Pellegrini enloqueció tras la expulsión del cántabro en una jugada que deja todo en manos de la interpretación del árbitro

  • Los verdiblancos cayeron ante el Cádiz y hasta el chileno afeó a los suyos alguna actitud

  • Así le hemos contado el Betis-Cádiz

Canales se tapa el rostro y cierra los ojos tras ser expulsado.

Canales se tapa el rostro y cierra los ojos tras ser expulsado. / Antonio Pizarro

Importante paso atrás para el Betis en una semana negra para los nobles intereses que persigue la tropa a cargo de Manuel Pellegrini. El cuadro verdiblanco acusó, esta vez sí, la segunda tarjeta roja en la carrera deportiva de Sergio Canales y se desquició como hacía tiempo que no se veía desde que el ingeniero chileno se hiciera cargo de los mandos deportivos. No sólo fue la derrota, fue una imagen impropia de una escuadra tan sólida, con futbolistas que se buscaban la expulsión en acciones que no deben estar nunca en la forma de manejarse de un buen profesional e incluso el entrenador viéndose obligado a saltar al campo de juego para detener a un Miranda que acumulaba deméritos para ser el tercer expulsado.

Porque no fue sólo Canales el que se fue a la ducha antes de tiempo, también Aitor Ruibal enloquecía para tirarle un puñetazo a Fali en una acción en la que ya no tenía ninguna opción para jugar el balón. Fue la segunda expulsión para los béticos en una tarde temperaturas excesivamente altas para jugar al fútbol por mucho que aún estemos en los primeros días del mes abril. Los anfitriones, pues, se calentaron en demasía y suerte tuvieron, incluso, de no acabar con menos futbolistas al finalizar los 97 minutos que se litigaron. Ayoze y Miranda, concretamente, opositaron seriamente a ello.

Pero conviene centrarse en la jugada que provocó el estado de locura en el Benito Villamarín. Corría el minuto 38 cuando Canales arriesgaba más de la cuenta con el balón en una zona nada común para el cántabro en lo referente a la posesión del balón. Pero el cerebro bético bajó hasta ahí para comenzar a construir el juego y lo que tuvo fue una pérdida letal ante la presión de Rubén Sobrino. El cadista se marchaba solo hacia la portería de Rui Silva, pero es cierto que varios metros más atrás partía Édgar muy escorado hacia el costado izquierdo de la defensa.

Cuadra Fernández interpretó que era acción clara de gol y que Canales había interrumpido la carrera de Sobrino con una infracción clara. El futbolista cántabro, hundido sobre el césped, era el único que no protestaba la decisión que había adoptado el árbitro nacido en Madrid y adscrito al colegio balear. Su rostro, sencillamente, reflejaba la culpabilidad sentida de un niño que se ha equivocado y que ha originado un perjuicio grave a todos los suyos. Ni siquiera quería levantar la cabeza del césped y se marchó con gesto de pedir perdón desde ese mismo momento a los 50.000 béticos que desafiaban los 30 grados en el estadio radicado en el sevillanísimo barrio de Heliópolis.

¿Era suficiente la acción para dejar a un equipo de fútbol con un peón menos antes de los 40 minutos? Si le preguntan al criterio de este cronista, me parece que para tomar una decisión tan trascendente en este deporte hace falta una causa muchísimo mayor, que todo eso es producto del amaneramiento que se vive en un balompié en las manos de las cámaras lentas y los frames en las imágenes.

Cuadra Fernández le muestra la cartulina roja a Canales, en el césped con el rostro tapado.. Cuadra Fernández le muestra la cartulina roja a Canales, en el césped con el rostro tapado..

Cuadra Fernández le muestra la cartulina roja a Canales, en el césped con el rostro tapado.. / Antonio Pizarro

El Betis, de cualquier forma, ya se quedó con uno menos para el resto del litigio, aunque conviene precisar que ya antes le había dado facilidades al Cádiz para haberse puesto, incluso, por debajo en el marcador. Concretamente, una pérdida de Aitor Ruibal, lateral derecho ante la ausencia de Sabaly, dejó en solitario a Bongonda con todas las facilidades para hacer el 0-1 (4’). El cadista se precipitó y Rui Silva también estuvo acertado en su protección de la portería.

Con el inconveniente de la pérdida de Pezzella en un choque cabeza con cabeza con Chris Ramos, los verdiblancos trataron de desafiar el calor moviendo el balón rápido, pero la única aproximación de peligro real fue un cabezazo de Miranda llegando a uno de esos centros made in Canales a la espalda del lateral derecho rival (24’). Después habría una falta directa del propio lateral izquierdo de Olivares con algo de dificultades para David Gil (32’).

Entonces vino la primera pausa para la hidratación y poco después el error de Canales que Cuadra Fernández saldaba con la roja directa. Pudo marcar Chris Ramos (42’) en un cabezazo con todo a favor y fue milagroso que Ayoze no acompañase a Canales en las duchas por una segunda amarilla. Cuadra Fernández debió pensar que ya hubiera sido demasiado, pero al intermedio se llegaba con la paridad en el marcador.

Luiz Henrique por Borja Iglesias

Pellegrini tomaba la decisión entonces de quitar la referencia de Borja Iglesias arriba para adelantar a Ayoze y colocar el músculo de Luiz Henrique por la derecha, pero el Betis iba a cometer un inocente penalti por manos de Miranda en una falta directa que lanzaba Bongonda. El Cádiz, pese a sus problemas arriba, estaba por delante gracias a la transformación de Alcaraz (53’).

Y el castigo se agudizaría con una pérdida propia de tiempos pasados, incluso de los primeros meses de Pellegrini. Aitor Ruibal se dejó robar el balón por Espino en una acción a balón parado a favor del Betis y el Cádiz salió desde su campo con dos futbolistas contra Rui Silva. Bongonda se la dio a Chris Ramos y éste la empujó a puerta vacía.

Justo después Aitor Ruibal se quitaba del cartel en una acción que le puede ser afeada por los nueve que sí tuvieron que correr aún más desde ahí para defender al Betis. Un puñetazo innecesario a Fali y el Betis estaba con nueve, como pudo quedarse con ocho en otra de Miranda que provocó la reacción airada de Pellegrini hacia el lateral izquierdo e incluso su sustitución.

Paradójicamente, su sustituto, Abner tuvo la gran oportunidad de haber abierto la espita de la esperanza, pero estrelló su disparo en Iza cuando lo más fácil era el 1-2 tras una acción de Ayoze (68’). Y ahí acabó todo, el Betis no podía más y demasiado hacía con protegerse; el Cádiz daba por bueno su primer triunfo liguero en el Benito Villamarín. La crispación llegaba desde la grada. No en vano, Canales, protagonista durante la semana por la justa decisión de los tribunales de darle la posibilidad de jugar, había visto la segunda tarjeta roja de su carrera deportiva otra vez ante el Cádiz y ésta sí le hizo daño de verdad al Betis en el partido que se estaba litigando.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios