Real Betis

Joaquín buscará el récord de partidos en Primera antes de despedirse

Joaquín acosa a Griezmann en el último Atlético-Betis.

Joaquín acosa a Griezmann en el último Atlético-Betis. / Óscar J. Barroso / Europa Press

Una estampa habitual en esta temporada, también en la pasada, es ver a Joaquín ajustándose las medias sentado en el banquillo, nervioso, ansioso (por mucha experiencia que uno acumule, el futbolista mantiene esa inseguridad ante el partido como el periodista la tiene frente a la página en blanco), antes de incorporarse y atender la serena indicación de Manuel Pellegrini al oído. El gran ídolo portuense, que apenas ha sido titular en la Liga, ha picoteado minutos como un astuto gorrión en 15 partidos de los 29 disputados en el campeonato. ha disfrutado de 331 minutos, 76 menos que en sus 7 partidos de Europa League, donde sí que ha sido siempre titular.

No obstante, el protagonismo de Joaquín en la Liga ha ido a más en los dos últimos meses. De las últimas 10 jornadas de Liga, ha tomado parte el gran capitán en ocho. Sólo se quedó sentado en el banquillo hasta el final del partido en Almería (2-3) y en Villarreal (1-1). Manuel Pellegrini le ha dado más cancha y si mantiene la línea y no se lesiona, contratiempo que ha sufrido en contadas ocasiones en su dilatadísima carrera, está en disposición de batir el récor de partidos en Primera División que ostenta Andoni Zubizarreta, aquel desgarbado portero de Athletic, Barcelona y Valencia de los ochenta y noventa.

Zubi sumó 622. Joaquín atesora por ahora 615. Atrás quedan Raúl García, aún en activo (581), y los ya retirados Raúl González (550) y Eusebio Sacristán (543). Quiere decir el tablero de juego que si el 17 bético (ay, esos dos años en la Fiorentina...) toma parte al menos un minuto en ocho de las nueve jornadas pendientes de la Liga 2022-23, se retirará el próximo mes de junio con una brillantísima medalla añadida a su admirable trayectoria, a la que sólo le falta una colección de títulos más acorde con la dimensión de su figura futbolística. Tres Copas del Rey, dos de ellas con el Betis y la otra con el Valencia, se antoja una cosecha demasiado magra para su contribución y merecimientos.

El hecho de que el Betis ande enrolado en un frente nobilísimo, como es clasificarse para la Champions, y que Joaquín sea parte muy activa en esta desenfrenada carrera con Real Sociedad y Villarreal por la cuarta plaza final, dice mucho en favor de su admirable competencia. De su esfuerzo por ser útil, a sus 41 años (en julio cumple 42) y permanecer lejos de ser la típica vieja gloria que sólo se viste de corto por su ascendencia en el vestuario. El extremo (o también mediapunta, u organizador) aún destapa su tarro de las esencias, como hacía su admiradísimo Curro Romero hasta poco antes de retirarse en la Plaza de los Carros de La Algaba. Y su magisterio se apodera de las plazas verdes y rectangulares bajo los aplausos del público, bético o no bético.

En su última salida de Sevilla, para rendir visita al Atlético de Madrid, tardó nada en servirle a Miranda un gol, que el de Olivares no consumó por su tiro demasiado cruzado. Acto seguido, chutó con peligro a puerta. Y al momento, estaba dispuesto a engatillar un buen centro de Luiz Henrique desde la derecha, pero Juanmi se le anticipó y remató alto.

Está para rebañar el cuenco y sacar aún una considerable dosis de fútbol del bueno. Pero ha dicho: "Ahí quedó". O más bien, ahí va a quedar. La estampa más fresca y justa será alzando la tercera Copa de la historia bética al cielo de Sevilla, nada menos. Bajo esa cúpula de rabioso azul hizo feliz al beticismo durante décadas. Y desde hace años, recoge todo tipo de sinceros reconocimientos por casi todos los estadios españoles. ¿Acaso no vale eso más que un título?   

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