Real Betis

No hay nada que pare a este Betis

  • El equipo de Pellegrini asienta su plaza europea con su cuarta victoria seguida, que llegó con el plus anímico de haber remontado en el minuto 89 un 0-2 del Alavés

  • Los béticos encaran el derbi a seis puntos del Sevilla y están legitimados a mirar a la Champions

Los jugadores del Betis celebran uno de los goles.

Los jugadores del Betis celebran uno de los goles. / Antonio Pizarro

Nadie, incluso nada, es capaz de frenar la imperial marcha que hoy describe el Betis de Pellegrini, que de nuevo agarró con fiereza la victoria en los últimos minutos con un gran testarazo de Borja Iglesias, un delantero cuya asombrosa transformación bien puede ilustrar la del propio equipo. Tanta altura está tomando el Betis en este año 2021, en el que ha sumado 23 de los 30 puntos por los que ha litigado, que incluso avista ya las estrellas más brillantes, las de la Liga de Campeones. Ya tienen los heliopolitanos al Sevilla, el cuarto, a seis puntos. Y además, visitan Nervión el domingo, con lo que pueden situarse a sólo tres de sus vecinos en espera de que éstos, la próxima semana, reciban al Elche en su partido pendiente.

Pellegrini, que es zorro viejo, no querrá más presión sobre sus espaldas con ese nobilísimo objetivo que se ha abierto en el horizonte, el de la Champions, pero sus jugadores saltarán a la hierba del Ramón Sánchez-Pizjuán como una jauría de galgos.

Además, el Betis afrontará el derbi con la fantástica inyección anímica de haber remontado un 0-2. Y con un gol, el de Borja, en el minuto 89. Y poco después de que el gran ídolo verdiblanco, Joaquín, empatara con un cabezazo digno de Santillana, Quini, Urzaiz o Cristiano Ronaldo. Una parábola mágica que coló el cuero por la misma escuadra izquierda de un sorprendido Pacheco (82’).

¿Y cómo se vio el Betis en la empresa de remontar un 0-2 al vicecolista Alavés, que además llegaba a Sevilla como el equipo con menos remates de Primera? Pues porque volvió la fragilidad defensiva que tanto lastró al equipo en el año natural de 2020. En las dos primeras llegadas del equipo más inofensivo de la Liga, Joel Robles tuvo que recoger el balón de su red.

Pasados los diez primeros minutos de un juego insípido, Sidnei arriesgó mucho en la salida del balón desde su propio área. Un rival interceptó su pase, la pelota volvió en parábola a la zona del central brasileño, pero Manu García le tenía tomada la ventaja y el defensa, en su propósito de anticiparse para corregir su error, impactó sobre el rústico centrocampista babazorro.

La falta fue ya dentro de la media luna, pero su lanzador, Joselu, se cuidó de retrocederla algún metro para golpear a su gusto. En impedir los puntos de lanzamiento de falta a la carta también está la competitividad, pero ningún bético reparó en ello. Y el siguiente apunte que deja en evidencia a los verdiblancos estuvo en la actuación de la barrera. Joselu detectó que no estaba todo lo compacta que debiera y soltó un zapatazo a media altura que se coló entre Emerson y Canales. Nada pudo hacer Joel ante el cercano obús.

Y a los 24 minutos, una combinación por la izquierda del joven uruguayo Pellistri, Luis Rioja –enorme la primera parte del cabecense y bético– y Duarte acabó con un centro de éste al segundo palo que el resbalón de Miranda al evitar el remate de Édgar convirtió en peligrosísimo. El testarazo cruzado del babazorro, más colocado que potente, fue imposible para Joel.

El Betis, por sus propios agujeros atrás, se encontró con una ecuación difícil de resolver. Y más viendo que no era la noche de Canales, que partió por delante de ese doble pivote Guido-Guardado. Menos mal para el Betis que, en su retorno, Fekir confirmó que ya rinde al nivel del crack que es. El francés se echó al equipo a sus anchas espaldas, esas que hacen casi imposible quitarle la pelota, y fue desenredando el embrollo con su movilidad, visión y calidad en el toque. Le sobró algún tiro en jugadas que pedían mirar a un compañero. Pero fue clave para la remontada.

También lo fue, por supuesto, la mirada aguda de Pellegrini, que en el descanso quitó a Ruibal por Joaquín, a Guardado por Borja Iglesias y desplazó a Juanmi a la izquierda para que Canales bajara a recibir algo más atrás.

Joel dejó a mano la proeza con la mano que le sacó a Pellistri en una contra (54’) y la figura de Fekir se agigantó. A la hora de pleito el galo, en una de sus arrancadas, provocó el penalti que transformó Borja con la enorme confianza que hoy disfruta. Y ese 1-2 le metió las dudas al Alavés en la misma proporción que al Betis le dio alas. Tello ayudó a atornillar a los vascos hasta que Joaquín y Borja modelaron el subidón. El séptimo, Villarreal, queda a cinco. La Real está a tres. Y el vecino, a seis...

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