Betis-Cádiz | Nombres propios

La tarde más desacertada de Ruibal, errores admisibles y expulsión imperdonable

  • El lateral derecho perdió los balones que dejaron solo a Bongonda, uno de ellos el cero a dos, pero, sobre todo, les hizo un feo a sus compañeros con el manotazo a Fali

  • La crónica del Betis-Cádiz

Aitor Ruibal se marcha cabizbajo tras ver la segunda tarjeta roja.

Aitor Ruibal se marcha cabizbajo tras ver la segunda tarjeta roja. / Antonio Pizarro

El Betis volvió a recordar a otras épocas, que acabaron tras los primeros meses de Pellegrini al frente del equipo, con errores de indisciplina y también regalos defensivos que condujeron a la derrota frente al Cádiz.

Aitor Ruibal | Los errores se pueden perdonar; autoexpulsarse es un desaire al equipo

Aitor Ruibal se anticipa a Sergi Guardiola. Aitor Ruibal se anticipa a Sergi Guardiola.

Aitor Ruibal se anticipa a Sergi Guardiola. / Antonio Pizarro

De nuevo como lateral derecho, no tuvo su mejor día. Ya perdió el balón que dejó en solitario a Bongonda en el minuto 4 y después se dejó robar por Espino la pelota del contragolpe del cero a dos. Pero ésos son errores que están dentro de la casuística futbolística y que, por tanto, pueden ser perdonados dentro del análisis global de un curso. Lo que no se le puede permitir es la autoexpulsión por soltarle un puñetazo a Fali, porque eso sí es un desaire para quienes se quedaron en el campo.

Canales | Era la gran esperanza y acabó siendo la gran perdición

Iza Carcelén consuela a Canales delante de Rodri. Iza Carcelén consuela a Canales delante de Rodri.

Iza Carcelén consuela a Canales delante de Rodri. / Antonio Pizarro

El Betis luchó hasta las últimas instancias para tener a su capitán en un partido de tanta trascendencia e incluso acudió hasta los tribunales ordinarios en busca de esa justicia, pero a la hora de la verdad fue la gran perdición de la tarde. El fútbol tiene esas paradojas y el cántabro perdió un balón nada habitual en zonas de máximo riesgo. Después todo depende de la interpretación del árbitro y de un fútbol tan amanerado como el actual, pendiente exclusivamente de las cámaras y otros artificios.

Miranda | Pellegrini se lo quería comer en su afán de pararlo

Cuadra Fernández le muestra la tarjeta amarilla a Miranda tras cometer el penalti. Cuadra Fernández le muestra la tarjeta amarilla a Miranda tras cometer el penalti.

Cuadra Fernández le muestra la tarjeta amarilla a Miranda tras cometer el penalti. / Antonio Pizarro

No le gustó nada a su entrenador la actitud que tuvo en una acción con Iza Carcelén en la que no vio la segunda amarilla porque Cuadra Fernández pensó que ya estaba bien de expulsiones. El chileno, incluso, se fue para él y hasta se metió en el terreno de juego para calmarlo y para enviarle un mensaje de tranquilidad a todo el equipo.

Borja Iglesias | Fue extraña su salida durante el descanso

Borja Iglesias hace una observación a un componente arbitral. Borja Iglesias hace una observación a un componente arbitral.

Borja Iglesias hace una observación a un componente arbitral. / Antonio Pizarro

No se sabe si el gallego tendría algún tipo de problema físico, en cuyo caso no hay más que analizar, pero sí fue algo raro que fuera el elegido para quedarse en el vestuario con el cero a cero por mucho que el Betis tuviera un futbolista menos. Se llevó más tiempo protestando que otra cosa en su pelea con los centrales.

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