La ciudad y los días
Carlos Colón
Montero, Sánchez y el “vecino” Ábalos
Contenido ofrecido por AstraZeneca
Más de la mitad de los españoles padece al menos una enfermedad crónica(1), y entre las patologías más prevalentes y desafiantes se encuentran las enfermedades cardio-renal-metabólicas (CaReMe): la diabetes tipo 2, la insuficiencia cardiaca o la enfermedad renal crónica(2). A ellas se suman otras patologías menos frecuentes, pero igualmente graves, como la amiloidosis(3), que comparten un factor común: su impacto progresivo y multisistémico, que compromete seriamente la calidad de vida de los pacientes y tensiona la sostenibilidad de los sistemas sanitarios. Cada año, alrededor de 20 millones de personas fallecen en todo el mundo a causa de estas enfermedades, convertidas en la principal causa de muerte global(4).
La interrelación entre ellas, actuando a menudo como comorbilidades o factores de riesgo cruzados, refuerza la necesidad de un nuevo modelo de atención sanitaria: uno que sea integral, coordinado y que apueste decididamente por el diagnóstico precoz y el abordaje multidisciplinar.
Sin embargo, implementar efectivamente este modelo no está exento de barreras. Tal y como señala Marta Moreno, directora de Asuntos Corporativos y Acceso al Mercado de AstraZeneca España, uno de los principales obstáculos es “importante mejorar la coordinación y la comunicación fluida entre los distintos niveles del sistema de salud, desde la atención primaria hasta los especialistas. Fortalecer este aspecto puede ayudarnos a evitar la repetición innecesaria de pruebas diagnósticas y a proporcionar un manejo más consistente de la multimorbilidad, algo particularmente relevante para los pacientes con enfermedades CaReMe”, añade.
Ante esto, “es crucial diseñar protocolos unificados y elaborar guías clínicas consensuadas entre todas las disciplinas involucradas”, afirma Moreno. Además, remarca la importancia de informar a los pacientes sobre los beneficios de un enfoque integrado que trata de manera conjunta sus distintas condiciones de salud. La transformación hacia este nuevo modelo asistencial también pasa por aprovechar el potencial de la tecnología. La inteligencia artificial, el big data y la telemedicina se presentan como herramientas clave para romper las barreras actuales.
“La inteligencia artificial permite personalizar tratamientos analizando grandes volúmenes de datos clínicos y de estilo de vida”, explica Moreno. El big data, por su parte, facilita análisis predictivos que optimizan la asignación de recursos y permiten intervenir antes de que las enfermedades avancen. Y la telemedicina mejora el seguimiento de los pacientes crónicos, especialmente de aquellos con movilidad reducida o residentes en áreas rurales.
En esta línea, la compañía farmacéutica está impulsando innovaciones como pruebas que detectan riesgo de insuficiencia cardíaca en apenas 12 minutos a partir de una gota de sangre, o colaboraciones tecnológicas como la desarrollada con Cordio —que analiza la voz para identificar retención de líquidos— o Mediwhale, que utiliza imágenes de retina para predecir daño renal.
La apuesta de AstraZeneca por mejorar la gestión de las enfermedades crónicas se materializa en iniciativas como el Proyecto Carabela, que integra múltiples especialidades médicas en el tratamiento de pacientes con enfermedades cardio-renal-metabólicas. Este proyecto busca la mejora asistencial de los pacientes mediante una atención más coordinada, al tiempo que contribuye a optimizar recursos y reducir la carga asistencial.
Además, dentro de su compromiso con la sostenibilidad del sistema sanitario, la compañía desarrolla alianzas con distintas comunidades autónomas para abordar de manera efectiva y escalable la enfermedad renal crónica, y promueve campañas de concienciación como ‘Diagnóstico Fútbol Club’, que vincula deporte y salud como herramientas de prevención.
Asimismo, destaca que “en AstraZeneca creemos firmemente en la importancia de la colaboración público-privada para asegurar la sostenibilidad del sistema sanitario, especialmente frente al creciente desafío de las enfermedades crónicas. Un ejemplo de esto es nuestra asociación con comunidades autónomas para abordar la enfermedad renal crónica mediante soluciones efectivas y escalables”.
Para Moreno, “la industria tiene un papel vital en la promoción de un modelo asistencial más sostenible, principalmente a través de la innovación tecnológica”. Esto incluye el desarrollo de dispositivos que mejoren la eficiencia del diagnóstico, así como tratamientos que reduzcan la carga sobre el sistema de salud. “En AstraZeneca apoyamos la formación continua de los profesionales de salud para adoptar enfoques integrados y actualizados en el tratamiento de enfermedades crónicas”, destaca Moreno.
El compromiso de la compañía AstraZeneca por servir de aglutinante entre distintos ámbitos profesionales y favorecer una visión más integral del abordaje de las patologías crónicas, quedó patente el pasado marzo, cuando, en el marco del Día Mundial del Riñón y el Día Europeo de la Prevención del Riesgo Cardiovascular, la compañía organizó un encuentro con profesionales sanitarios (médicos internistas, cardiólogos, endocrinólogos, nefrólogos, médicos de Atención Primaria y profesionales de farmacia hospitalaria) junto a representantes institucionales en el que se firmó un Decálogo impulsado por 13 sociedades científicas. Su objetivo es transformar el diagnóstico, tratamiento y atención de los pacientes crónicos. “A medio plazo, esperamos que estos esfuerzos resulten en una reducción de la carga de enfermedades crónicas y una mejora de la atención, promoviendo al mismo tiempo la equidad en el acceso a innovaciones tecnológicas y tratamientos. Creemos profundamente en la unión de esfuerzos para lograr un impacto significativo en la calidad de vida de nuestros pacientes, que son nuestro principal objetivo”, afirma Moreno.
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