El ciclismo tándem implica la colaboración estrecha entre dos ciclistas, con uno liderando y el otro siguiendo, compartiendo la experiencia del viaje en tándem. Esta práctica no solo fomenta la comunicación y la coordinación entre los compañeros de viaje, sino que también se ha convertido en un enfoque terapéutico valioso para las personas afectadas por el Parkinson.

El neurocientífico del Instituto de Investigación Lerner de la Clínica Cleveland en Ohio, el doctor Jay L. Alberts, tuvo por primera vez la idea de que el ciclismo podría mejorar los síntomas del Parkinson en un evento de recaudación de fondos en Iowa en 2003.

Alberts viajó en tándem con una paciente de Parkinson, cuyos síntomas mejoraron después del viaje, específicamente su escritura. La paciente escribía postales a su familia y notó que la legibilidad de su letra había mejorado notablemente. A raíz de este descubrimiento, se animó a realizar una investigación para la que contó con dos grupos de pacientes con Parkinson los cuales montaban en bicicletas estáticas tres veces por semana durante dos meses. Un grupo pedaleaba al ritmo que querían y el otro a una velocidad mucho superior y fue este último el que presentó mejorías en áreas del cerebro encargadas del movimiento.

Así fue cómo descubrieron que esta forma única de actividad física no solo brinda los beneficios físicos, sino también a nivel mental y emocional de la siguiente manera:

Mejor movilidad y coordinación

Uno de los síntomas más notorios para quienes viven con Parkinson es la disminución de la movilidad y la coordinación motora. En este sentido, el ciclismo tándem aborda directamente estos problemas al proporcionar un ejercicio que involucra tanto la parte superior como la inferior del cuerpo. Los movimientos cíclicos contribuyen a mejorar la coordinación y la flexibilidad, elementos cruciales en la gestión de los síntomas de la enfermedad.

Estimulación cognitiva 

El acto de navegar en una bicicleta tándem requiere una comunicación constante entre los ciclistas, ya que el que lidera debe guiar al compañero que sigue. Esta interacción constante estimula la cognición y fortalece las conexiones mentales, aspectos que a menudo se ven afectados por el Parkinson. La necesidad de estar alerta y responder a las indicaciones del compañero contribuye a mantener activo el cerebro y a mejorar las funciones cognitivas.

Estímulo sensorial y reducción del estrés

El contacto con el entorno durante un paseo en bicicleta tándem proporciona un estímulo sensorial valioso. La sensación del viento, el sonido del entorno y la experiencia compartida crean un ambiente enriquecedor que va más allá del ejercicio físico. Este estímulo sensorial puede ayudar a reducir el estrés, un factor agravante para muchos síntomas del Parkinson, y contribuir a una sensación general de bienestar.

Fomento de la socialización y el apoyo emocional

La naturaleza colaborativa del ciclismo tándem no solo tiene beneficios físicos y cognitivos, sino que también ofrece una oportunidad única para la socialización y el apoyo emocional. Compartir la experiencia de la actividad física con un compañero no solo fortalece los lazos entre los ciclistas, sino que también crea un entorno propicio para la conversación y la expresión emocional. Esto es especialmente importante, ya que la enfermedad de Parkinson afecta a la salud mental y emocional de quienes la padecen.

Adaptabilidad a diferentes niveles de habilidad

El ciclismo tándem es notablemente adaptable, lo que lo convierte en una opción viable para personas con diferentes niveles de habilidad física. Aquellos que experimentan síntomas más leves o avanzados pueden participar en esta actividad con modificaciones adecuadas, lo que hace que sea una opción inclusiva para un rango amplio de personas afectadas por el Parkinson.