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Estrategias para controlar el estrés y los antojos

Dulce de chocolate y fresas.

Dulce de chocolate y fresas.

El antojo es un concepto que a menudo se relaciona con el estado de gestación, pero no es el único momento en el que se da. El estrés también es un detonante para que nuestro cerebro nos indique qué alimentos debemos comer. Lo que sucede en estos casos es que el cuerpo libera cortisol, conocido como la "hormona del estrés" la cual tiene un impacto directo en nuestra relación con la comida, alterando nuestros hábitos alimenticios, si ya eran buenos, e influyendo en el consumo de alimentos que no son tan saludables. 

El cortisol, en su función como respuesta al estrés, puede desencadenar un aumento en el apetito, especialmente hacia alimentos ricos en grasas y azúcares. Este fenómeno se debe a la necesidad biológica de obtener rápidamente energía para hacer frente a situaciones estresantes. De esta manera, la conexión entre el estrés y los antojos se establece como un baile complejo de las hormonas las cuales influyen en nuestras elecciones alimenticias.

Cuando nos sumergimos en la comprensión de los antojos específicos asociados al estrés, descubrimos patrones que tienen un significado más allá que el de un simple capricho. Los antojos de alimentos dulces y salados son comunes durante los momentos de tensión, ya que el cuerpo busca una gratificación rápida y placentera con la que contrarrestar el estrés que tiene en ese momento.

El papel del cerebro en el control de los antojos

El cerebro juega un papel crucial en este vínculo, ya que el estrés afecta a las áreas responsables del control de impulsos y de la toma de decisiones. Esto explicaría por qué, en situaciones estresantes, tendemos a dejarnos llevar por los antojos que, en circunstancias normales, serías capaz de resistir.

Un factor clave a la hora de controlar los antojos es la influencia del núcleo accumbens, una región conocida como el centro del placer del cerebro que tiene un rol muy activo en la generación de sensaciones como la satisfacción y la gratificación.

Durante períodos de estrés, el cerebro busca alivio y placer, por lo que se activa el núcleo accumbens, llevándote a buscar alimentos que brinden una recompensa instantánea que te hagan sentir bien. En este sentido, convendría saber, si tienes hambre, de qué tipo se trata porque las ganas de comer no siempre se corresponde con una necesidad fisiológica.

Aquí entra en juego el córtex prefrontal que es la región responsable de la toma de decisiones y del control de impulsos. Cuando nos enfrentamos al estrés, se altera el funcionamiento normal del córtex prefrontal, originando una menor capacidad para resistir antojos poco saludables, es por lo que en momentos de tensión o en etapas en las que el sueño no es de calidad, la inclinación alimenticia es la de la ingesta de los poco saludables.

En este sentido, también se ve alterada la estructura y función de la plasticidad cerebral que es la capacidad del cerebro para adaptarse, a causa de un estrés continuo. Estos cambios pueden volverse arraigados, contribuyendo a la formación de hábitos alimenticios específicos en respuesta al estrés.

Controlando el estrés para controlar los antojos

  • Técnicas de respiración profunda
  • La actividad física como forma de regular la liberación de endorfinas
  • Tener una rutina diaria proporciona una estructura y una mayor capacidad de previsión
  • Consume una dieta equilibrada rica en frutas, verduras, proteínas magras y granos enteros
  • Mantener tu cuerpo bien hidratado
  • Reconoce las situaciones que te provocan estrés y trata de encontrar maneras de manejarlas o evitarlas cuando sea posible
  • Comparte tus preocupaciones para aliviar la carga emocional y busca apoyo en tu entorno de confianza
  • Si experimentas antojos de alimentos poco saludables, intenta controlar las cantidades y opta por alternativas más saludables cuando sea posible
  • Planificar tus comidas con antelación ayuda a evitar decisiones impulsivas y a mantener una alimentación equilibrada

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