¿Se puede evitar el SIBO?

Investigación y Tecnología

No significa pasar hambre ni llevar una dieta restrictiva, sino entrenar al cuerpo para que recupere sus ciclos naturales

¿Cómo sé si tengo SIBO?

Picar entre horas / Freepik

En los últimos años, el ayuno intermitente ha ganado popularidad entre aquellas personas que buscan equilibrar su metabolismo, mejorar su digestión y controlar su peso. Sin embargo, independientemente de la práctica en sí, existe un hábito cotidiano que muchas personas pasamos por alto y que, según los expertos, puede marcar una gran diferencia en nuestra salud digestiva: respetar los tiempos entre comidas.

Elena Garrido, nutricionista especializada en nutrición funcional, insiste en la importancia de evitar comer constantemente durante el día. "Las mujeres, entre comida y comida, debemos esperar entre 4 y 5 horas para hacer un barrido intestinal correcto y efectivo", afirma. Este simple gesto puede ser determinante para prevenir inflamaciones, molestias digestivas e incluso desequilibrios metabólicos.

La importancia de dejar espacio entre comidas

Cuando hablamos de ayuno, muchas veces pensamos únicamente en las largas horas sin comer que propone el ayuno intermitente. Sin embargo, Garrido destaca que también es crucial prestar atención al ritmo cotidiano de nuestras comidas, incluso si no practicamos ayuno como tal. El problema surge cuando, por ansiedad, aburrimiento o hábitos adquiridos, caemos en la rutina de "picar" constantemente entre horas, sin permitir que el cuerpo complete sus procesos digestivos.

Pero debemos tener en cuenta que cada vez que ingerimos alimento, activamos el sistema digestivo. Esto implica la liberación de insulina y la interrupción de la quema natural de grasas que ocurre durante los estados de reposo metabólico. Comer de forma constante mantiene el aparato digestivo en un estado de trabajo continuo, lo que no solo puede derivar en fatiga digestiva, sino también en acumulación de residuos y desequilibrio bacteriano en el intestino.

Una de las funciones clave que se ve afectada es el complejo migratorio motor (CMM), un proceso fisiológico que se activa durante los periodos en los que no estamos ingiriendo alimentos. Este mecanismo tiene la tarea de "limpiar" el tubo digestivo, arrastrando residuos, bacterias y restos de comida no digeridos. Al interrumpir este proceso comiendo antes de que se complete, se dificulta la correcta depuración del sistema digestivo, favoreciendo condiciones como el SIBO (sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado), que se manifiesta con hinchazón, gases, digestiones pesadas y malestar general.

Salud femenina y digestión consciente

El bienestar digestivo es especialmente importante en el contexto de la salud femenina. Las mujeres suelen ser más propensas a sufrir alteraciones digestivas derivadas de desequilibrios hormonales, estrés crónico o dietas desequilibradas. Por eso, adoptar una rutina alimentaria que favorezca los procesos fisiológicos naturales se vuelve una herramienta clave para mantener el equilibrio interno.

Elena Garrido lo sabe bien, ya que su camino hacia la nutrición funcional comenzó como paciente: tras lidiar con diversas enfermedades autoinmunes, descubrió cómo la alimentación podía convertirse en una herramienta de sanación. Desde su experiencia, no solo defiende el ayuno intermitente bien guiado, sino también la necesidad de establecer una estructura de comidas que permita a nuestro cuerpo realizar correctamente todas sus funciones digestivas. "No se trata solo de lo que comemos, sino también de cuándo y cómo lo hacemos", sostiene.

Respetar ese margen de 4 a 5 horas entre comidas no significa pasar hambre ni llevar una dieta restrictiva, sino entrenar al cuerpo para que recupere sus ciclos naturales. Esto incluye permitir que la digestión se complete adecuadamente, que el sistema nervioso entérico (el "segundo cerebro" del intestino) regule las señales de saciedad, y que se minimicen procesos inflamatorios innecesarios que muchas veces tienen su origen en una sobrecarga digestiva.

Además, hacer pausas conscientes entre comidas puede ayudarnos a reconectar con las señales reales de hambre, reduciendo la ingesta emocional y mejorando nuestra relación con la comida. La práctica de comer de forma estructurada y sin prisas puede traducirse en mejoras visibles: menos hinchazón, más energía, mejor descanso y mayor claridad mental.

En conclusión, tanto el ayuno intermitente como el simple hábito de espaciar adecuadamente nuestras comidas pueden convertirse en aliados poderosos para el bienestar femenino. Más allá de modas o tendencias, se trata de volver a una forma de alimentarse más natural, donde el cuerpo tenga tiempo y espacio para hacer lo que mejor sabe hacer: autorregularse. Y a veces, eso empieza simplemente por dejar de picar entre horas.

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