Narcisismo: cuándo es un rasgo positivo y cuándo se convierte en un problema
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Comprender la diferencia entre el narcisismo sano y el patológico nos permite identificar cuándo estamos ante una persona que simplemente se valora a sí misma o ante alguien que necesita apoyo psicológico
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En los últimos años, el término narcisista se ha popularizado hasta convertirse en una etiqueta común para describir comportamientos egoístas, vanidosos o manipuladores. Sin embargo, en psicología, el narcisismo abarca una gama mucho más amplia de significados, que van desde un componente saludable de la personalidad hasta un trastorno clínico con implicaciones profundas para la vida emocional y relacional del individuo.
Distinguir entre un narcisismo sano y un narcisismo patológico es fundamental para entender cómo se manifiestan estas características en la vida diaria. Mientras que el primero puede favorecer la autoestima y la autorrealización, el segundo tiende a destruir vínculos, generar sufrimiento y afectar gravemente el bienestar psíquico tanto del propio individuo como de quienes le rodean. Veamos, a continuación, cuáles son las diferencias esenciales entre estas dos formas de narcisismo, sus causas y cómo identificarlas.
El narcisismo sano: base de una autoestima equilibrada
Contrario a lo que muchas personas creen, tener rasgos narcisistas no es, por sí solo, algo negativo. De hecho, un cierto grado de narcisismo es necesario para construir una autoestima sólida, establecer límites personales y desarrollar una imagen positiva de uno mismo. Se trata del llamado narcisismo sano, que suele aparecer en personas que se valoran, confían en sus capacidades y se permiten buscar reconocimiento sin necesidad de menospreciar a los demás.
Este tipo de narcisismo es adaptativo ya que ayuda a enfrentar retos, a defender los propios derechos y a buscar objetivos personales con seguridad. No implica una visión distorsionada del yo ni un desprecio hacia el otro. Al contrario, permite mantener relaciones interpersonales saludables, en las que el respeto mutuo y la empatía están presentes. Según un artículo publicado en la web Psicología y Mente, "quien tiene un narcisismo sano puede exponer sus puntos de vista con respeto y de forma amigable, y aunque puede discutir, es comprensivo con otros puntos de vista. Por otro lado, se le da bien conectar con su pareja".
Desde la psicología evolutiva, se entiende que el narcisismo sano se forma en la infancia a través del apego seguro, el reconocimiento emocional por parte de los cuidadores y un entorno que favorece la autonomía. Cuando este proceso se da de forma equilibrada, la persona puede transitar hacia la adultez con una identidad coherente y un sentido del valor propio realista.
Narcisismo patológico: cuando el ego se convierte en un mecanismo de defensa
El narcisismo patológico o trastorno narcisista de la personalidad, según el DSM-5, manual diagnóstico de referencia en salud mental, es una condición clínica que se caracteriza por una autoestima frágil, necesidad excesiva de admiración, falta de empatía y comportamientos grandilocuentes o manipuladores. A diferencia del narcisismo sano, aquí la autoimagen se construye sobre una base inestable que necesita ser constantemente validada desde el exterior.
Las personas con este trastorno suelen tener una imagen exagerada de su propia importancia, pueden reaccionar con hostilidad ante la crítica y mantener relaciones superficiales basadas en la utilidad emocional que les proporcionan los demás. Sin embargo, bajo esta apariencia de seguridad, suelen esconder una profunda inseguridad y un miedo constante al rechazo o al fracaso.
Psicólogos como Heinz Kohut y Otto Kernberg han propuesto modelos explicativos del narcisismo patológico centrados en experiencias tempranas de carencia afectiva, sobrevaloración o invalidación. Según sus teorías, cuando un niño no recibe validación auténtica y afecto incondicional, puede desarrollar una falsa imagen de sí mismo como mecanismo de defensa ante el vacío emocional. Este tipo de narcisismo genera conflictos persistentes tanto en el ámbito laboral como en el personal, con una tendencia a la victimización, la manipulación emocional y la dificultad para establecer relaciones recíprocas. El tratamiento psicológico, especialmente desde enfoques psicodinámicos o la terapia cognitivo-conductual, puede ser clave para que la persona tome conciencia de su patrón de comportamiento y comience a modificarlo.
Un equilibrio necesario para el bienestar
Comprender la diferencia entre el narcisismo sano y el patológico nos permite identificar cuándo estamos ante una persona que simplemente se valora a sí misma o, por el contrario, ante alguien que necesita apoyo psicológico. También nos ayuda a revisar nuestra propia relación con el yo, reconociendo si estamos cultivando una autoestima saludable o si nos movemos en un terreno marcado por la inseguridad y la necesidad de aprobación constante.
Promover el autoconocimiento, la empatía y el desarrollo emocional desde la infancia es una de las claves para prevenir formas destructivas de narcisismo. A la vez, es importante no patologizar comportamientos egocéntricos ocasionales, ya que no todo rasgo narcisista implica un trastorno. En el contexto del bienestar emocional, integrar un narcisismo saludable es parte de aprender a cuidarse, valorarse y respetarse, sin caer en extremos que dañen nuestras relaciones o nuestra salud mental.
Referencias bibliográficas.
Maria de Jesús Gutierrez. (2021, 12 de marzo). Narcisismo: ¿cuándo es sano y cuándo constituye un trastorno?. Portal Psicología y Mente.
DSM-5. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales.
Scielo (2016). El diagnóstico del narcisismo: una lectura relacional.
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