Cuáles son las diferencias entre los mareos y el vértigo: "Desarrollamos en las vertebras cervicales y perdemos información sobre la posición del propio cuerpo

Son dos términos diferentes que pueden confundirse porque los síntomas son parecidos

Vértigo en niños: de caídas frecuentes a vómitos por cambios posturales o migrañas

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Mareos / Freepik

Los trastornos del equilibrio son una causa frecuente de consulta médica, ya que generan una sensación de inestabilidad que afecta la calidad de vida de quienes los padecen. Dentro de este grupo de síntomas, es común que las personas utilicen indistintamente los términos mareo y vértigo. Sin embargo, aunque ambos conceptos están relacionados con alteraciones en el equilibrio, no significan lo mismo y corresponden a fenómenos clínicos distintos.

Qué es el mareo

El mareo es una sensación subjetiva de malestar relacionada con el equilibrio o la orientación. Se manifiesta como inestabilidad, aturdimiento, debilidad o incluso una sensación de “cabeza ligera”. Este no implica necesariamente que el entorno o el propio cuerpo se estén moviendo, sino más bien una pérdida de seguridad en la postura o en la percepción espacial. Puede ser leve y transitorio, como ocurre al levantarse bruscamente, o persistente, en casos de trastornos más complejos.

Qué es el vértigo

El vértigo es una forma particular y más precisa de alteración del equilibrio. Se caracteriza por la sensación ilusoria de movimiento, generalmente de giro o rotación, ya sea del propio cuerpo o del entorno. Las personas con vértigo describen que todo da vueltas, lo que provoca gran incomodidad y en muchos casos se acompaña de náuseas, vómitos, sudoración fría o dificultad para caminar. A diferencia del mareo, el vértigo tiene una relación más directa con alteraciones del sistema vestibular, que es la parte del oído interno encargada de regular el equilibrio.

Causas del mareo y el vértigo

Las causas de cada síntoma también son distintas. El mareo puede originarse en situaciones muy variadas: hipotensión arterial, hipoglucemia, ansiedad, deshidratación, alteraciones visuales o efectos secundarios de ciertos medicamentos. En cambio, el vértigo suele estar vinculado a trastornos específicos del oído interno, como el vértigo posicional paroxístico benigno, la enfermedad de Ménière, las neuritis vestibulares o lesiones en el nervio vestibular. No obstante, en algunos casos el vértigo también puede deberse a problemas neurológicos más complejos.

Otra diferencia importante se observa en la evaluación clínica. El objetivo es identificar si se trata realmente de un vértigo, de una lipotimia, de una alteración cardiovascular o de un cuadro ansioso. En cambio, el vértigo suele reconocerse con mayor facilidad por la claridad de los síntomas, aunque requiere estudios adicionales para determinar su causa exacta.

En cuanto al tratamiento, este dependerá de la causa. Los mareos secundarios a hipotensión o deshidratación mejoran corrigiendo esos factores, mientras que los relacionados con ansiedad pueden requerir terapia psicológica o farmacológica. En el caso del vértigo, se utilizan maniobras físicas específicas, como las de reposicionamiento en el vértigo posicional, además de fármacos que reducen la sensación de giro y la inestabilidad.

Referencias bibliográficas:

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