Desde el año 2019 la imagen del Nazareno de la hermandad del Cerro porta una cruz procesional cargada de un significado especial con la que sale a las calles de Sevilla durante el Martes Santo. 

Una astilla para no olvidar un duro episodio de la historia reciente

En noviembre de 2018 la hermandad del Cerro informó que la cruz procesional que iba a acompañar a su imagen tendría en su interior una astilla procedente de una de las camas del campo de concentración de Auschwitz. Se trata de un gesto con el que se busca honrar la memoria de todas las personas que han sido víctimas del sufrimiento y la barbarie en cualquier punto de la historia.

El complejo de campos de concentración y exterminio de Auschwitz es uno de los escenarios más dolorosamente recordados de la II Guerra Mundial por su papel en el sufrimiento y en la posterior Solución Final ejecutada por la Alemania nazi contra la comunidad judía, en la que murieron más de 3 millones de personas en los diferentes campos de concentración. Sin embargo, no fueron las únicas víctimas del régimen, sino que también los sufrieron la población romaní, otros grupos étnicos (como polacos o eslavos), personas discapacitadas, homosexuales, prisioneros de guerra y enemigos políticos del régimen y otras personas acusadas de conductas "asociales o criminales", como recalcan desde la Enciclopedia del Holocausto. 9.161 españoles pasaron por los campos de concentración, de los que murieron 5.166.

Según los datos del Memorial y Museo de Auschwitz-Birkenau más de un millón de hombres, mujeres y niños perdieron su vida en este campo de concentración hasta su liberación por el ejército soviético en el año 1945. 

Además de la astilla procedente de Auschwitz, la hermandad del Cerro incluye la siguiente oración en la cruz que porta su Nazareno:

A Jesús de la Humildad

Te rogamos, Señor

por todos los seres humanos que sufrieron

en cualquier momento de la Historia,

víctimas de la barbarie, de la violencia,

de la injusticia, de la crueldad…

Te rogamos, Señor

por quienes lo hacen en el presente,

por quienes tengan que soportar en la vida

el dolor y la angustia del Mal,

para que el peso de este bendito madero

que Tú cargas cada día sobre Tus hombros

proclame a todos los pueblos de la Tierra

lo que jamás nunca deba volver a ocurrir

en ningún tiempo, lugar o circunstancia

de la Humanidad.