Cuando el fervor popular se confunde con la falta de respeto. Los piropos a las imágenes sagradas en la Semana Santa de Sevilla se han sucedido con más o menos intensidad a lo largo de los años. Conocidos por todos son los "guapa" lanzados a la Esperanza Macarena en su recorrido procesional, por sólo citar un ejemplo. Pero en los últimos años se han empezado a ver grupos organizados de cofrades que en una actitud histriónica gritan a la Virgen. ¿Devoción sincera o búsqueda de protagonismo? La pregunta está ahí. El último episodio se vivió el pasado sábado en la procesión extraordinaria de la Virgen de los Dolores del Cerro del Águila. Ante estas actitudes, una hermandad, la de la Esperanza de Triana, tuvo que pedir respeto para acabar con los gritos ofensivos hacia la Dolorosa.

Ocurrió en la cuaresma de este año. Fue durante el traslado de Nuestra Señora de la Esperanza a la Capilla de los Marineros el pasado domingo, cuando un hermano de la corporación profirió, a voz alzada, una expresión dirigida a la Dolorosa con palabras que, bajo la consideración de la junta de gobierno, "estaban fuera de lugar y resultaron ofensivas, tanto para los propios hermanos de la Esperanza de Triana como para el público allí presente".

La corporación de la Madrugada, cuyo hermano mayor es Sergio Sopeña, emitía un contundente comunicado en el que señalaba que la devoción a Nuestra Señora de la Esperanza ha sido, desde tiempo inmemorial, "sinónimo del más castizo fervor popular, enmarcado en todo momento en la idiosincrasia de nuestro barrio de Triana y las costumbres arraigadas a través de los siglos en sus vecinos". La Virgen, desde hace décadas, recibe a su paso una multitud de expresiones salidas del corazón y de la más profunda devoción de aquellos que las manifiestan en forma de vivas, oraciones e incluso piropos, "pero siempre emanados desde el más honroso respeto hacia lo que nuestra Amantísima Titular significa, representa y merece". La junta de gobierno decidió entonces entablar contacto y emprender las acciones oportunas para evitar que en un futuro estos hechos se repitieran.