La Hermandad del Silencio recupera un texto de Pacheco sobre la Inmaculada escrito en 1620

Se trata de un coloquio en el que dos seglares debaten sobre las tesis dominicas y franciscanas

La corporación, de la que el artista era hermano, había realizado el Voto de Sangre en 1615

La Hermandad del Silencio recupera un texto de Pacheco sobre la Inmaculada de 1620
La Hermandad del Silencio recupera un texto de Pacheco sobre la Inmaculada de 1620

Un reflejo de la ciudad y de la corporación de hace 400 años. La Hermandad del Silencio acaba de editar una obra escrita en 1620 por Francisco Pacheco en la que aviva el debate sobre la Inmaculada Concepción. Este texto, dedicado a la corporación de la que el artista es hermano, fue creado tan sólo cinco años después de que la cofradía realizara su Voto de Sangre, y revela de manera muy gráfica cómo era el debate en la Sevilla de la época entre los que seguían las tesis maculistas de los dominicos y los inmaculistas abanderados por Franciscanos o jesuitas. La publicación, que se puede adquirir en la tienda de recuerdos de la hermandad, ha sido coordinada por Juan Montero, catedrático de Literatura de la US.

Coloquio entre un congregado y un tomista, tratando de la Inmaculada Concepción de la Virgen Santísima es el nombre de la publicación Pacheco dedica a la “insigne cofradía de los Nazarenos y Santísima Cruz en Jerusalén, de la que era hermano, según se da cuenta en la portada. El profesor Montero, especialista en el Siglo de Oro español, destaca lo novedoso de esta obra: “Se trata de un diálogo amable y ameno entre un tomista, seguidor de la opinión de los dominicos; y un congregado, que es cofrade, en este caso el alter ego de Pacheco, que defiende la tesis Inmaculista. Éste es el que lleva la voz cantante, tiene la autoridad de la doctrina y despliega toda una serie de argumentos que dejan sin resistencia al tomista”. Una de las peculiaridades es que, en lugar de a clérigos o sacerdotes, Pacheco da voz a dos seglares, dos personas de la calle.

Retrato de Pacheco realizado por su yerno Diego Velázquez.
Retrato de Pacheco realizado por su yerno Diego Velázquez. / D. S.

Pacheco da mucha importancia a la poesía. Hay citas de versos, como las coplas de Miguel Cid, o dos sonetos inmaculistas del propio autor, que era empleada de manera importante en los debates para llegar a la gente común. “En uno de esos sonetos en el que se quejan de que ya no saben qué pensar ante tanto debate. En su último verso sentencia: “Que ni soy congregado no tomista”, señala el profesor Montero.

Se trata de la tercera ocasión en la que el libro se edita. En 1620 sale de la imprenta de Francisco de Lyra, cuyo único ejemplar se encuentra en la Biblioteca del Hospital Real de Granada. En el siglo XIX, el erudito local José María Asencio y Toledo publicó un estudio sobre la figura de Pacheco en la que incluye este texto a partir del manuscrito que se conserva en la Biblioteca Nacional. “Podemos afirmar que este manuscrito de la BN es el que se utilizó en la imprenta de Francisco de Lyra. Se perciben las manchas de tinta y otras señales. Es algo muy excepcional que se conserve el original de imprenta”, sostiene Montero.

El libro editado por el Silencio.
El libro editado por el Silencio. / M. G.

La publicación editada ahora por el Silencio incluye el estudio del coloquio, la edición del texto, anotada; el facsímil de la copia manuscrita que en 1620 que se utilizó en la imprenta para el opúsculo y hoy se custodia en la Biblioteca Nacional, como parte de un volumen con papeles sobre varias materias eruditas recopilado por Pacheco; el facsímil del único ejemplar de la edición de 1620 conocido a día de hoy, que se conserva en la Biblioteca del Hospital Real de la Universidad de Granada; y un apéndice con las páginas sobre la iconografía de la Inmaculada en el Arte de la pintura del propio Pacheco. Toda una joya y una recuperación histórica de la hermandad que se adelantó a Roma.

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