El Palquillo

El paso de las Tres Caídas y los ecos de otros tiempos en el Santo Entierro Grande

El misterio sufrió numerosas modificaciones hasta principios de los setenta

El misterio sufrió numerosas modificaciones hasta principios de los setenta / D.S

No pocos cofrades coinciden en la rotunda presentación del paso de misterio de las Tres Caídas de Triana durante el pasado Sábado Santo, con motivo de la celebración del Santo Entierro Grande. El Cristo lució túnica bordada, al igual que los ropajes del Cirineo que sostiene entre sus manos la cruz del Señor, cuestión que complementa el sentido iconográfico y la riqueza visual del conjunto. Pero quizás lo más llamativo o singular del paso fue la estética del centurión romano, con una capa más corta de lo común y portando un casco con plumas rojas a modo de cepillo, como era habitual durante el siglo pasado. 

El misterio de las Tres Caídas en su antigua disposición, con Jeromo Borrero al frente El misterio de las Tres Caídas en su antigua disposición, con Jeromo Borrero al frente

El misterio de las Tres Caídas en su antigua disposición, con Jeromo Borrero al frente

Así también participó el Cristo de las Tres Caídas en el Santo Entierro Grande de 1948, el más numeroso de todas las ediciones, de ahí el guiño de la corporación trianera tres cuartos de siglo después. Ahora bien; esta estética resultó ser más recurrente de lo que se pueda pensar en nuestros días. Se conoce que al menos, desde el siglo XVIII, un Cirineo ha acompañado al Cristo de las Tres Caídas sobre su paso, sin más figuras, aunque a mediados del XIX se tiene constancia de la intención de agrupar un paso de misterio en torno a la imagen. Sea como fuere, lo cierto es que todo cambia en 1938, cuando Castillo Lastrucci presenta un boceto con hasta once figuras -tiempo después se redujo a las actuales-, entre las que se incluyen a Simón de Cirene y un centurión a caballo, sin mencionar el esclavo etíope que fue finalmente retirado en 1962. Poco a poco el boceto se fue materializando hasta que en 1941 se incluye el centurión a caballo, colmatando la escena.

El romano a caballo con plumas más reducidas que las actuales El romano a caballo con plumas más reducidas que las actuales

El romano a caballo con plumas más reducidas que las actuales / Postales Escudo de Oro

Uno de los quebraderos de la corporación, desde principios de los sesenta, fue la disposición definitiva del paso de misterio y sus figuras secundarias. Preocupaba la visibilidad del Cristo, por lo que en un primer momento se decidió situar al romano a la izquierda de la mesa pero detrás del Señor, interactuando con el propio cirineo, y colocar las mujeres y niños a la derecha del Cristo. Ya en aquellas instantáneas observamos cómo el centurión porta un casco con plumas mucho más reducidas que las actuales, sin ser de cepillo pero en un estilo similar. 

El paso del portaviones fue vendido en 1971 a la Vera Cruz de Utrera El paso del portaviones fue vendido en 1971 a la Vera Cruz de Utrera

El paso del portaviones fue vendido en 1971 a la Vera Cruz de Utrera

Recordemos que, en aquellos tiempos, la hermandad aún procesionaba con las andas de finales del XIX que fueron posteriormente vendidas, en 1971, a la Hermandad de la Vera-Cruz de Utrera, que hoy día sigue conservando. Ese paso era conocido popularmente como el portaviones, y su estilo elegante y personal causó impresión en la Sevilla cofrade. Fue felizmente restaurado hace una década. 

Estética que recreó la Esperanza de Triana este pasado Sábado Santo Estética que recreó la Esperanza de Triana este pasado Sábado Santo

Estética que recreó la Esperanza de Triana este pasado Sábado Santo

Sin embargo, en la corporación trianera aún permanecía ese anhelo de trazar un misterio que conjugara visibilidad, escenografía y variedad. Tras varias reuniones y cabildos -y a pesar de la intención del Hermano Mayor y el propio José Sebastián y Bandarán, que sugerían que la imagen procesionase sola en el paso-, en un cabildo celebrado en 1968 los hermanos deciden continuar con un paso de misterio. En octubre de ese mismo año se vota el proyecto de nuevas andas, resultando elegidas las de Guzmán Bejarano, que se estrenan en 1970 y son las que procesionan en la actualidad. Desde entonces, el centurión procesiona abriendo la escena, tras adaptar las dimensiones del canasto, y el Señor en el centro del paso. 

Una historia cambiante y volátil pero que nos indica la siempre activa e inquieta dedicación de los cofrades para con sus hermandades. 

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