El Palquillo

La memoria de los primeros viernes de marzo

Vía crucis de Jesús de la Salud de San Pedro. / José Luis Montero

El primer viernes de marzo es el comienzo oficioso de la Semana Santa que cada uno lleva dentro. Cada una de las velas que el Cautivo tiene en San Ildefonso narra una historia de abuelas vestidas de negro que musitan una oración que ahora repiten sus nietos resucitando una fe demasiadas veces olvidada en el cajón. En el Polígono de San Pablo vivieron ayer por la tarde su via crucis y en Santa Genoveva todo el barrio se volcó como siempre en el besamanos de su Cautivo. Las largas colas a las siete de la tarde en la avenida de los Teatinos son un claro testimonio del Tiro de Línea. Tampoco faltaron a su cita los vecinos del Juncal en el besamanos a su Cautivo.

Y en San Antonio Abad el Nazareno recibió esos silencios cargados de palabras que cada primer viernes de marzo besan sus pies. No faltó para finalizar el rezo del Ejercicio de las Cinco Llagas ni la Vigilia de Juventud.

El viernes 1 de marzo fue el día de las confidencias, de esas que bucean buscando el padrenuestro que se aprende niño ante la imagen de Jesús de las Penas en la capilla de la Estrella, que también estuvo en besapié.

Por la antigua judería, el señor de la Salud de la hermandad de La Candelaria recorrió las calles de su barrio, reuniendo a muchos de los que se fueron a otras zonas de Sevilla y vuelven para ponerse bajo sus andas. Hasta tres veces se repite la advocación de Salud el 1 de marzo. Por la Candelaria, en la veneración en San Esteban y en el nazareno que después de 15 años vuelve a las calles de San Pedro. Entonces salió camino del convento de Santa Inés por obras, ayer presidió el vía crucis de la Hermandad Sacramental. Una imponente talla del siglo XVII atribuida a Felipe de Ribas. La imagen, como es habitual, estará expuesta en veneración todos los viernes de Cuaresma, de 11:30 a 13:00 y de 18:30 a 20:00.

Imágenes antiguas, de un tiempo que se para cada año en el vía crucis de la Pía Unión. La Casa de Pilatos, la música de la la intervención musical de la Coral de San Felipe Neri, el recogimiento de la misa presidida por el arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses, en la capilla del Lignum Crucis de la casa de Medinaceli y la procesión por las gradas del patio con las grandes estatuas del palacio ducal con la Cruz de las Toallas de la hermandad de los Negritos presidiendo el rezo del vía crucis crean el ambiente propicio para la reflexión y la oración. Hace más de 500 años aquí nació la Semana Santa sevillana, una protestación pública de fe que en el via crucis de la Pía Unión tiene su versión más íntima.

Mientras, en el Arenal, el Cristo de las Aguas preside un vía crucis que deja estampas que son difíciles de olvidar como la del crucificado por los callejones de la Casa de la Moneda. Catorce estaciones que también se recorrieron en Triana con Pasión y Muerte y en la huerta del Carmen, que por primera vez realizaba el vía crucis con la imagen de Jesús de la Bondad.

Muy cerca, pero en la otra orilla del río, la Esperanza de Triana comenzaba el traslado de la Dolorosa hasta la iglesia de Santa Ana para la celebración de sus cultos. Rituales de Cuaresma que preparan para la Semana Santa.

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