Recuperar su aspecto más primitivo y digno posible. Un grupo de devotos está promoviendo, desde hace varios días, una campaña de recogida de donativos para confeccionarle una nueva cabellera al Santo Crucifijo de San Agustín, titular de la hermandad de San Roque. Hasta el momento se han sumado numerosos fieles que, vía presencial o telemática, están realizando las aportaciones que consideren oportunas. 

El motivo de esta campaña no es otro que sustituir su cabellera por una nueva, puesto que la actual, incorporada a la imagen en el año 1990 cuando pasa a ser titular de San Roque, presenta un estado de deterioro considerable debido a la afectación de diferentes agentes externos, entre ellos, de la polución de la calle Recaredo, el polvo y el humo del incienso. 

El crucificado de San Agustín con su peluca

Se han habilitado dos vías de donación: una presencial y otra virtual. De manera física en la Casa Hermandad de San Roque sita en la calle Virgen de Gracia y Esperanza n°37, en horario de 19:00 a 21:00 de lunes a viernes. Mientras tanto, de forma telemática, a través del número de Bizum de la Hermandad de San Roque con los siguientes dígitos: 03161, y en el concepto ha de ponerse "Donativo Cristo de San Agustín". Todos los donativos que físicamente se aporten en la mayordomía de la Casa Hermandad de San Roque tienen una deducción del 80% en Hacienda. Allí se puede pedir el certificado de donación facilitando el nombre completo y DNI, y se entregará un recibo. 

El pelo natural

El Cristo de San Agustín, una de las devociones históricas de Sevilla y que gozó de una popularidad inimaginable hace siglos, tiene como uno de los elementos característicos de su iconografía el cabello natural. Este postizo comienza a utilizarse en esta sagrada imagen en el siglo XVII para acentuar su realismo. En Sevilla era muy común ver a Cristos con cabello natural hasta el siglo XIX, como por ejemplo el Santísimo Cristo de Burgos. Sin embargo, las modas desecharán este elemento, fosilizándose hasta la actualidad en pocas imágenes, haciéndolas únicas y particulares en nuestra ciudad.

El actual crucificado es obra de Agustín Sánchez Cid, de 1944, y vino a sustituir al anterior, que fue destrozado en los sucesos de 1936, y que databa de la primera mitad del siglo XIV. Existen datos de la devoción a este crucificado desde, al menos, 1314.