El Palquillo

La Virgen de la Esperanza y su altar cerámico en la semana de la Trinidad

La Esperanza trinitaria en el altar del Sagrado Decreto

La Esperanza trinitaria en el altar del Sagrado Decreto / Félix Lerma

Días de profundísimo contenido litúrgico y sacramental en María Auxiliadora. La cofradía de la Trinidad celebra, en estos días, Triduo Eucarístico, tal y como marcan las Reglas, inmediatamente después de Pentecostés y en la semana anterior al Corpus. Un culto que tiene como colofón la Función en honor a la Santísima Trinidad, cuya solemnidad se celebra el domingo que divide esas dos fechas tan señaladas del calendario cristiano. 

Por este motivo, el conjunto iconográfico del Sagrado Decreto ha sido trasladado al altar mayor de la capilla trinitaria, lugar que ocupa habitualmente la dolorosa titular. De este modo, la Virgen de la Esperanza, desde mediados de esta semana, recibe culto en el altar del Decreto, en una estampa cargada de sencillez y cercanía que nos permite disfrutar y saborear esta joya de la escultura sevillana. 

El misterio de la Santísima Trinidad durante el triduo eucarístico El misterio de la Santísima Trinidad durante el triduo eucarístico

El misterio de la Santísima Trinidad durante el triduo eucarístico / Hermandad

El altar donde estos días se venera a la Virgen -vestida magníficamente por Joaquín Gómez- cuenta con una historia particular. Se habrán fijado los cofrades más avispados que un friso de azulejería y cerámica remata y rodea este espacio, muy destacado por su singularidad. Según fuentes de la propia corporación, la presencia de este altar en la capilla se remonta hasta, al menos, la década de 1930, momento en que se consagra esta hornacina a la Santísima Trinidad, misterio presente en la cofradía desde el siglo XVII. Con anterioridad, Dios Padre y Dios Hijo recibían culto fuera de la capilla. 

La Esperanza de la Trinidad en su altar provisional La Esperanza de la Trinidad en su altar provisional

La Esperanza de la Trinidad en su altar provisional / Félix Lerma

Estos azulejos salieron a la luz en el año 2011, cuando se restaura la capilla y se observa que la mayor parte de la cerámica presentaba un color blanco. Al iniciar el proceso de intervención, se descubrió que bajo esas capas de repinte blanco -se desconoce qué motivó su aplicación- estaban los colores originales, por lo que se decidió recuperar su estampa original. Se desconoce con exactitud su lugar de ejecución, pero todo hace indicar que tanto estos azulejos como los otros que recorren la capilla fueron realizados en una de las fábricas emplazadas en la Avenida de Miraflores, a escasos metros de la Basílica de María Auxiliadora. 

Una ocasión idónea para seguir profundizando y descubriendo en la historia de esta prolífica cofradía de nuestra Semana Santa, una de las más antiguas de cuantas procesionan. 

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