Adiós inesperado a la taberna del irlandés
Calle Rioja
Cierre. Flaherty cierra en la calle Alemanes después de 17 años en Sevilla. Deja en la calle a 28 personas con el local lleno de gente y por desavenencias con el dueño.
Apartir del domingo, el Flaherty será como la Punta del Diamante: historia de la calle Alemanes. Lo abrió en 1994 Gerry Enrigth, un irlandés que ubicó frente a las gradas de la Catedral una prolongación de aquella taberna en la que Denis Rafter convirtió el pabellón de Irlanda de la Expo 92.
"¡Adiós, Sevilla!", se lee en uno de los escaparates. "Ya no hay marcha atrás", dice uno de los encargados. Recibieron una orden de desahucio del juez. "No cerramos por la crisis. Cerramos por el dueño", dice Jorge. Garreth, su compañero, es más preciso. "Por el yerno, más bien". Los cuatro encargados son una sociedad de naciones: dos irlandeses, Kith y Garreth, un holandés, Jorge, hijo de colombiano y chilena, y James, norteamericano.
Antonio Rivero Taravillo libaba ayer en una pinta negra el réquiem por el adiós de la taberna, epitafio que ha escrito en su blog cernudiano fuego con nieve. Anoche se reunieron casi trescientos estudiantes en la última fiesta de Erasmus. Flaherty era el punto de encuentro de los aficionados de los equipos rivales de Sevilla y Betis en las competiciones europeas antes de partir hacia Nervión y Heliópolis.
Aquí se celebraba cada 16 de junio el Bloom's day en honor a la novela de James Joyce y a su traductor, Paco García Tortosa. Una celebración coincidió con un Irlanda-España en el Mundial deJapón y Corea. "Con el local lleno de gente, y en un país con tantas pérdidas de empleo, no se entiende que no se haga más por evitar el cierre de un lugar que genera empleo y turismo", dice Celso Hernández, camarero mexicano, uno de los 28 que van a la calle.
Kith se volverá a Irlanda. "¿Qué voy a hacer aquí?". Su compatriota Garreth está atado. "Estoy casado con una sevillana, tengo un niño, otro en camino y esto viene antes de las Navidades".
Monseñor Asenjo, vecino catedralicio, debería hacer algo por este consulado del país más católico del orbe. Hay un San Patricio de una iglesia irlandesa. 17 años. La edad de quienes ahora tomarán la primera cerveza. "Tenemos ofertas, vendemos camisetas, tiramos la casa por la ventana", dice con amargo sarcasmo Jorge mientras unos ven al Manchester United y otros al Manchester City.
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