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Baterías solares: qué son, cómo funcionan y qué tipos existen

Las baterías solares se pueden definir como acumuladores eléctricos que se encargan de almacenar la energía que genera una placa fotovoltaica en una instalación de energía solar. Por ello, también las encontrarás bajo el nombre de baterías fotovoltaicas.

Pero, ¿cómo funcionan estas baterías y qué tipos existen? En el artículo de hoy aclaramos todas tus dudas acerca de este elemento almacenador de energía. ¡Sigue leyendo!

 

¿Cómo funcionan las baterías solares?

La principal función de las baterías solares es aportar energía eléctrica al sistema cuando los paneles fotovoltaicos no estén generando energía. Por ejemplo, en momentos de oscuridad y en épocas con poca luz solar.

En este aspecto, la batería solar se encarga de almacenar toda la energía sobrante cuando los paneles solares generan más electricidad de la demandada por el sistema. Además, las baterías logran transformar esta energía eléctrica que reciben en energía química a medida que se va descargando.

 

Los 4 aspectos a tener en cuenta antes de comprar una batería solar

Existen una serie de características o aspectos importantes que los expertos de EDP Solar recomiendan tener en consideración antes de hacerse con una batería solar. ¡Vamos a verlos!

 

  1. La capacidad. Se trata de la intensidad de la corriente en amperios que puede obtener la batería de una descarga completa de este acumulador eléctrico cuando se encuentra en estado de carga total.
  2. La autodescarga. Es el proceso mediante el cual se descarga un acumulador eléctrico cuando no está en uso.
  3. La profundidad de descarga. Se trata de la cantidad de energía obtenida durante una descarga cuando se encuentra en carga total. Este aspecto se mide en porcentaje (%).
  4. La eficiencia de carga. Es la relación entre la energía utilizada para llenar la batería solar y la que se almacena realmente. Cuanto más cercano al 100%, mejor será este elemento.

 

¿Qué tipos de baterías solares son las más utilizadas a día de hoy?

Las baterías solares se clasifican, generalmente, en función de la tecnología utilizada en la fabricación. En este sentido, podemos distinguir tres tipos de baterías solares: las baterías de ácido-plomo, las baterías líquidas y, por último, las baterías AMG. Vamos a conocer cada una de ellas en profundidad.

 

1. Baterías de ácido-plomo

Se trata de las baterías recargables más antiguas del mundo de la energía solar y tienen la capacidad de proporcionar corriente de alta intensidad.

Además, se trata del tipo de batería solar más económico y es adecuada para multitud de aplicaciones, desde kits solares hasta vehículos de motor. Su precio económico también ha hecho que sea una de las baterías solares más utilizadas en el mercado, aunque su densidad de energía sea más baja en términos de peso y de volumen. Esto quiere decir que, para acumular grandes cantidades de energía, será necesario un tamaño muy grande de batería.

Por este motivo, es la batería más idónea para espacios amplios y donde no se requiera un desplazamiento de este aparato.Se puede usar para almacenar fuentes de alimentos seguras como hospitales, torres de telefonía móvil, sistemas eléctricos aislados e instalaciones solares.

Otra característica que se debe nombrar en relación a esta batería de ácido-plomo es que, si se deja descargada durante días, se dará una pérdida permanente de su capacidad de almacenar energía.

2. Baterías líquidas

Este tipo de baterías se encarga de almacenar la energía mediante un combustible recargable que está compuesto de nanopartículas o electrodos. Su particularidad es que se presenta en un estado líquido.

Existen dos tipos de baterías líquidas: uno de forma abierta, que cuenta con tapas para permitir un cambio de agua; y otro de forma sellada, que tienen válvulas para permitir la salida de gases durante las cargas excesivas, pero que están cerradas de cara al usuario que lo manipula.

 

3. Batería AGM

También conocida como batería Absortion Glass Mat, el tipo de batería solar más moderno y donde el ácido está fijado en una serie de fibras de vidrio que lo absorbe.

En este aspecto, es la batería solar que mejor absorbe la energía y, sobre todo, más rápido por las placas de plomo que contiene. Además, cuenta con unas válvulas reguladas (VRLA) y ofrecen una larga vida útil.

Es la batería más resistente a climas fríos y su autodescarga es mínima. Esto último quiere decir que, cuando no se utiliza la batería, su capacidad de perder energía es muy reducida. Por otra parte, cabe destacar que tiene una baja resistencia interna, que permite unas corrientes de energía más altas, y es de ciclo profundo, por lo que está diseñada para ser descargada de forma repetitiva hasta un 80% de su capacidad total.

Sin duda, es una opción que empieza a ganar posiciones frente a las otras por sus ventajas añadidas.